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P. Ernesto Mendiondo

“Si yo dejara el sacerdocio mi vida no tendría sentido”

Ordenado sacerdote por Monseñor Jorge Mayer un 29 de diciembre de 1984 en la Parroquia María Auxiliadora de Punta Alta, el P. Ernesto Mendiondo hace un balance de tres décadas al servicio de Dios y de su pueblo.  

30/12/2016
“Si yo dejara el sacerdocio mi vida no tendría sentido”

32 años de sacerdocio, ¿cómo está viviendo este día?

P. Ernesto: A esta altura, con tantos años de sacerdocio, uno empieza a mirar hacia atrás y parece mentira: ¡¡¡32 años!!! Es mucho y pienso en la ilusión con la que empecé hace 32 años en mi primer destino que fue Tres Arroyos con el P. Fuhr, con toda la juventud y la sabiduría del estudio pero con poca experiencia. Y a lo largo del tiempo uno se va dando cuenta lo que es la gracia de Dios y lo que es el Pueblo de Dios. Si hay a alguien a quien tengo que agradecerle también, y sobre todo en Punta Alta, es al Pueblo de Dios porque con muy poco tiempo, no habían pasado tres años de cura, cuando me hicieron párroco de San Pablo y me faltaba mucha experiencia. Siempre digo que dos, tres o cuatro laicos que eran los principales en esa comunidad, me ayudaron muchísimo al quedar al frente de una parroquia enrome como San Pablo. Por eso, al mirar para atrás uno ve cuanto aprende del Pueblo de Dios, de su sabiduría, de su trabajo por ser mejor, de sus trabajos apostólicos. Entre la gracia de Dios y el Pueblo de Dios, sin dudas, son los que van conformando, por supuesto, con el trabajo personal que uno va poniendo. Pero más que sabiduría humana es gracia de Dios como decía santa Teresita y san Pablo que es un enamorado de la gracia: “Soy lo que soy por la gracia de Dios que en mí no fue estéril”. Por eso agradezco las dos cosas: la gracia del Señor, que siempre uno la tuvo a pesar de las limitaciones que son tantas, y la presencia del Pueblo de Dios que también te va ayudando a crecer y a madurar en la experiencia. Terminás siendo pastor pero al mismo tiempo pastoreado por las ovejas como decía san Agustín.

¿Ha cambiado mucho el sacerdocio, con respecto a tus primeros años a lo que es hoy?

P.E.: “El mundo ha cambiado totalmente. Nada de lo que hoy nos preocupa, en aquella época existiría en otros lados, en nuestro país quizás no tanto. Hoy se ven desafíos tremendos que tiene la Iglesia y que tenemos nosotros como sacerdotes y que en este siglo XXI no los teníamos cuando yo empecé mis primeros pasos allá por el año 1985. Son desafíos tremendos de una sociedad cada vez más enfrentada, violenta, con indiferencia religiosa que me preocupa mucho, el alejamiento de la gente de lo espiritual que se deja llevar mucho por lo material. Uno de los problemas más grandes que vemos en nuestro país son los enfrentamientos, todo lo pasamos por lo económico. Me duele mucho la indiferencia y la frialdad de la gente hacia lo religioso, la falta de respeto a lo sagrado, a los sacerdotes, a la vida consagrada con burlas en series de televisión o novelas donde nos ridiculizan. Y por supuesto ese ambiente de intolerancia y de rechazo que vemos en la mayoría de la gente y sobre todo en los medios de comunicación, duele”.  

¿Qué es lo que más le ha dolido este año?

P.E.: “Uno va madurando, va creciendo, se va haciendo más fuerte. Sin embargo, en vez de hacer cayo en el caso mío, me ha preocupado este año todos esos ataques a la Iglesia y más que nada a la parte consagrada. Eso duele, uno tiene toda la ilusión del mundo y después ve que es muy poco lo que uno puede hacer. Pero el Señor nos llama a trabajar lo que podamos; y el resto, sin dudas que lo va haciendo Él”.

¿Volvería a entrar hoy al seminario?

P. E.: La verdad que no sé. Pienso que en este tiempo sería muy difícil. Yo me siento plenamente satisfecho y pienso que esto es mi vida porque no es que añoro otras cosas. Si yo dejara el sacerdocio mi vida no tendría sentido. Y siempre fue así, no es que nunca, nunca añoré tener una carrera distinta, la única deuda que tengo, que me duele, es la música. Mi sueño era ser concertista de piano. Pero bueno, todo no se puede. No podría decir me gustaría haber formado una familia o me gustaría ser un empresario, o ser una persona rica y conocer el mundo, porque todo me lo ha dado el sacerdocio, lo que he necesitado. Y Dios no te da más de lo que vos necesitás. No me interesa mucho viajar. Tuve la dicha de conocer Tierra Santa, estuve en el Vaticano, una vez y para siempre. Y en cuanto al tema de volver a tomar el mismo camino… si el Señor me lo pide… Debe ser como cuando uno se pone de novio y piensa formar una familia, no? ¿Será esto para mí, no será para mí? De hecho, después de 32 años con todas las dificultades que he pasado, sigo adelante. Hoy te puedo decir que el sacerdocio es lo mío. Pero si yo dejara de ser sacerdote, como pidió el Papa también y como lo hizo Benedicto, a lo mejor es para hacerme a un costado porque estoy cansado o ya quiero retirarme porque estoy cansado por alguna cosa, no porque pierda el sentido de la vocación.

¿Se queda en Pringles o se va?

P. E.: Hablé con el obispo y lo que me dijo es que por ahora sigo en Pringles, pero sin ningún tiempo porque él está muy preocupado por situaciones que sí o sí   tiene que cambiar. Él me decía que esto es como un efecto dominó, hay lugares que tiene que cubrir, curitas que tiene que cambiar, hay parroquias que este año 2017 van a quedar vacantes porque se van los franciscanos, se va una congregación de redentoristas de un pueblo. Entonces son agujeros muy grandes que el obispo tiene que ir cubriendo, por lo tanto no tiene puesta todavía la intención para este lado. Me dijo que siga pero no me renueva, sino que sigo hasta que él disponga o que él vea la posibilidad de un cambio.

¿Un mensaje para la comunidad?

P. E.: Darle gracias a la comunidad, al Pueblo de Dios, a la gente, que me ayuda mucho, que me consuela. Sobre todo esta comunidad que siempre está trabajando, siempre activa, tratando de hacer lo mejor posible para que el reino de Dios se siga extendiendo. Y tratar de trabajarnos en la unidad, que es una de las situaciones que más me preocupan. El Papa, en su mensaje para el 1 de enero, pone estos temas del enfrentamiento, de las guerras, donde lo pone también en el corazón del hombre y lo habla para cada país, para cada autoridad política y para cada comunidad cristiana: tratemos de estar unidos porque por ahí pasa la verdadera paz.  A mí  me gustaría trabajarnos más en la unidad hacia adentro, en el aceptarnos, en tratar de preocuparnos en lo que trabaja el otro. Eso es un poco mi preocupación por lo que me queda en Pringles, seguir trabajando en eso el año que viene.

 

AGASAJO AL PADRE ERNESTO

Al término de la Santa Misa de Acción de Gracias, se llevó a cabo en el salón de la Capilla San Cayetano una cena a la canasta en su honor. Fue una sorpresa para el Padre Ernesto, porque pensó que la misma se realizaba con motivo de despedir el año, y sin embargo fue pensada para homenajearlo como se merece por su  valiosa pastoral en nuestra ciudad.

Se pasaron momentos muy lindos, amenos, para alegría del querido sacerdote que pasó una noche muy especial con su comunidad, que lo apoya en su ministerio, pero lo más importante, expresándole el agradecimiento por la hermosa tarea pastoral que viene realizando en nuestra Parroquia desde hace once años. ¡Y va por más!

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