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P. Guillermo Fanelli

La misión de Karol en Tres Arroyos “ha sido también una siembra constante”

El párroco de la Pquia. Nuestra Señora del Carmen de esta ciudad destacó la labor y entrega del grupo misionero pringlense que culminó su quinta misión el pasado sábado 28.

31/01/2017
La misión de Karol en Tres Arroyos “ha sido también una siembra constante”

El Orden estuvo acompañando los cuatro días que duró la misión, actividad que se llevó a cabo del 25 al 28 de enero en Tres Arroyos donde el Grupo Karol recorrió las calles del barrio Boca visitando a sus familias y hogares de ancianos, además de realizar encuentros para jóvenes y niños en el CIC barrial, misas y Celebraciones de la Palabra. Fueron días de muchas emociones, enfrentando realidades y situaciones muy fuertes, compartiendo con personas - en su mayoría niños- cuyas vidas en muy diferente a la de los misioneros pero muy similar a la de muchos argentinos donde el egoísmo, la corrupción, la indiferencia, la falta de amor les ha robado la sonrisa, el deseo de buscar un camino mejor truncado muchas veces por la violencia, la droga, la falta de oportunidades.

Sobre el cierre de la misión y luego de reunirse con los adultos que acompañaron esta actividad, conversamos con el P. Guillermo Fanelli. “Estamos coronando con mucha alegría esta quinta misión de Karol en Tres Arroyos de un grupo que le brinda a los adolescentes una contención familiar, cristiana, sana y al mismo tiempo le pone objetivos e ideales altos como es servir a los más necesitados, visitar a las familias y también generar esta dimensión tan necesaria para toda la humanidad que es la fe en Dios, la fe en el amor, en el bien; en definitiva la fe en el Señor Jesús”, dijo el párroco de Nuestra Señora del Carmen de Tres Arroyos.

Fanelli aseguró que la misión “ha sido también una siembra constante que se dio a lo largo de estos casi tres años. Creo que el fruto es muy positivo” porque “también nos ha brindado el bien de ir creciendo en conciencia de Iglesia particular, de diócesis, en nuestro caso de Arquidiócesis Bahía Blanca”.

Una de las particularidades de esta misión ha sido el trabajo compartido con jóvenes de jóvenes de otras ciudades, hecho que destacó el P. Guillermo ya que el grupo se constituyó en “un factor muy importante en lo que es ir acompañando a los jóvenes no solo de una parroquia, de una localidad, sino de toda esta zona Este de la Arquidiócesis de Bahía Blanca”.

La misión fue acompañada también, como las anteriores, por el P. Pedro Fournau quien se encuentra trabajando junto al P. Guillermo. Asimismo los seminaristas Nicolás Palazzolo e Ignacio Suárez colaboraron y compartieron momentos de misión con el grupo.

De la misión participaron más de 40 jóvenes, en su mayoría de Pringles, y de Tres Arroyos, Bahía Blanca, Gonzáles Cháves, Dorrego y Patagones; además de un grupo de siete adultos de nuestra ciudad.

“Esperamos seguir en contacto con Karol, con sus animadores, con su gente para seguir compartiendo la alegría de vivir a Jesús y de llevarlo a todos los lugares donde lo están esperando”, concluyó el P. Guillermo. 

 

Expresiones al diario la Voz del Pueblo

Pedro Massaro, Coordinador del Grupo Karol, ante este diario de Tres Arroyos dijo que "los chicos son los que salen a hacer la misión. Y siempre se escucha que la gente agradece que alguien le preste el oído, escuche, comparta lo más cotidiano. A partir de ahí uno reza, vamos anunciando a Dios, esa buena noticia" donde en este servicio es fundamental "prestar el oído, no juzgar y poder compartir lo que va pasando".

También expresó que la misión es "una experiencia mutua, recíproca. Uno va aprendiendo, madurando. Vemos a Dios presente en las cosas que van pasando y eso nos va nutriendo, nos hace bien. La verdad es que también sirve para nuestra propia vida, el trabajo, la familia; necesitamos renovar la fe".

Por su parte el P. Pedro Fourneau reflexionó sobre la tarea del grupo Karol en Tres Arroyos. "Una frase que se suele usar en las misiones o cuando uno ha pasado por experiencias de ser misionero, de llevar el Evangelio, es que uno va a misionar y sale misionado, va a llevar a Jesús y sale más enriquecido", dijo el sacerdote a la Voz del Pueblo agregando que "Dios se vale de eso, que en el encuentro con otros hermanos uno también aprende mucho. Es lo bueno para los chicos, que en una etapa de crecimiento que es la adolescencia puedan tener una experiencia de maduración en contacto con realidades o vidas muy distintas a las que ellos tienen".

 

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