Nuevamente hicieron gran destrozo en la Agrotécnica

En las últimas horas se conoció que nuevamente la Escuela Agrotécnica de nuestra ciudad, fue blanco de inadaptados, que aprovecharon la oportunidad para descargar su agresividad en un establecimiento educativo que viene sufriendo estos hechos en forma reiterada.

Nos informaron que hay tres o cuatro chicos, entre 12 y 15 años que ingresan solamente para hacer lío, pero no pertenecen a la escuela.

Al respecto contó Rodrigo Matioli: “Soltaron los animales, rompieron los baños, destruyeron las mochilas, los lavamanos, todos los vidrios del baño, rompieron canillas, los caños de agua. Ingresaron al sector donde están los conejos, y desparramaron los alimentos, defecaron y orinaron en el lugar. ”, Un desastre, señaló

Y agregó: “Después pasaron al sector donde están las frutillas, haciendo destrozos. Así fue durante toda la semana, y el domingo también. Nunca los podíamos agarrar hasta el domingo, que se hizo guardia y se los corrió”, remarcó Rodrigo.

Más allá de las pérdidas que representa para la institución educativa estos actos de vandalismo, preocupa seriamente que chicos, cuyas edades van de los 12 a 15 años, muestren tal grado de salvajismo.

Estamos hablando de chicos.  No es normal, que casi en pleno desarrollo, muestren esas actitudes destructivas, que ya dejaron de ser travesuras, para convertirse en algo más grave, que si la familia no pone coto a estas actitudes, se convertirán el día de mañana en personas violentas con todo lo ello representa, aún para la misma familia.

Sí, son menores… pero estos menores tienen padres, y si a los padres no les interesa lo que hacen sus hijos,  está el Estado, para que imponga un límite, una sanción, una multa. No se puede permitir que los menores, amparados – por decirlo de alguna manera – por la Justicia, tengan a la comunidad bajo su arbitrio,  para hacer los que se les antoja, destrozando bienes, públicos o privados.

Siempre se dice, que ante un posible mal, mejor es prevenir que curar, o mejor dicho… mejor prevenir que llorar, cuando es demasiado tarde.