"Hasta siempre Pringles… que Dios los bendiga siempre"

Coronel Pringles está viviendo uno de los días más emotivos de su historia religiosa. Está despidiendo a quien por el transcurso de doce años y cinco meses, fue Párroco de la Parroquia Santa Rosa de Lima…Desde aquel mes de mayo de 2005, cuando celebró su primera misa con Procesión, en la Capilla Virgen de Fátima, virgen bajo cuya advocación es devoto, hasta el próximo viernes 13 de septiembre de 2017, cuando cierre este ciclo, precisamente en la Capilla de Fátima, con Procesión, misa y ágape, para celebrar los cien años de las Apariciones de la Virgen, que culminan el 13 de octubre venidero.
Las actividades del viernes 13, darán inicio a las 16.30 horas, con una Procesión, con la imagen de la Virgen, con salida desde la Parroquia, hasta la Capilla de Fátima, donde se celebrará la Santa Misa y se entronizará la imagen de la Virgen traída desde Portugal, que quedará en la citada capilla para comunidad. A su término se realizará un ágape.
Ese día, será el momento más especial del querido sacerdote, oportunidad en que se contará con la presencia del Arzobispo de Bahía Blanca, Fray Carlos Alfonso Aspiroz Costa OP.
Así, el domingo pasado, en la misa de las 11 horas, las naves de la Parroquia se hallaban totalmente colmadas de feligreses.
En la homilía, el Padre Ernesto dirigió unas emotivas palabras de despedida en las que una vez más, puso de manifiesto algunas de sus virtudes humanas, su sencillez y su humildad, no pudiendo evitar que su voz se entrecortara en varias ocasiones a causa de la emoción del momento.
Agradeció el apoyo de la comunidad durante su larga labor de apostolado en Pringles, y la colaboración que siempre encontró en él.
Al terminar la misa, una larga ovación de varios minutos, con todos los asistentes puestos en pie, puso de manifiesto el cariño que este sacerdote se había ganado a lo largo de estos doce años de su vida pastoral en Coronel Pringles, lugar, durante su ministerio, había bautizado, casado y sepultado a miles de personas, pertenecientes a todas las familias de la localidad. Dio una cifra, que sintetiza muy bien su labor pastoral: en doce años, el Padre Ernesto realizó 3.315 bautismos…. Todo un récord.
Una vez finalizada la Santa Misa, se sirvió en el salón del Campo Scout, un almuerzo de despedida, que nucleó a más de 300 personas. No faltaron las palabras y las canciones.
Fiel a su estilo, el Padre Ernesto no quiso brindis. Era de esperar, no era una ocasión para brindar, era una despedida y como tal había que respetar.
Pidió a su vez por el próximo Párroco , el Padre Pedro Fournau " que dentro de una semana estará entre ustedes comenzando sus primeros pasos de actividad apostólica aquí en nuestra comunidad, para que se sienta acogido, querido, acompañado y mimado como ustedes me mimaron, me acompañaron en este camino que juntos hemos transitado".
Concluían así doce años de labor pastoral en nuestra ciudad, de entrega total a su parroquia, a las capillas, a sus movimientos, y a sus feligreses, que difícilmente podrán olvidar a este entrañable Cura Párroco. Por ello, siempre ocupará un lugar de privilegio totalmente merecido.
Mucha tristeza entre los cientos de fieles que lo acompañaron ayer domingo en su último fin de semana, pero todos con el convencimiento de que el gran trabajo realizado en la Parroquia Santa Rosa de Lima, será replicado con la misma devoción en la Iglesia San Francisco de Asís, de Bahía Blanca, lugar donde fue asignado como Párroco.
En el transcurso de estos doce años EL ORDEN, con gran cariño, lo acompañó en cada una de las celebraciones, propia o de la Iglesia, y no podemos dejar de decirle que es un lujo de sacerdote, y que hemos sido bendecidos por el Señor, al tenerlo aquí durante todo este tiempo. Porque además de ser un predicador de la Palabra de Dios, es también un amigo, un consejero y lo que fue más importante, un gran conductor de la Parroquia, es una de las más difíciles de la diócesis.
Gracias Padre Ernesto, por su escucha, su silencio, su respeto y sus palabras de consejo, de ánimo y de consuelo. Siempre lo llevaremos en nuestro corazón.
Le deseamos lo mejor en su nuevo destino, y que Dios lo bendiga. Muchas felicidades en nombre de tantos feligreses que han sentido su labor en sus propias carnes y le estarán eternamente agradecidos.
EL ORDEN