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Ejemplo de vida

Jorge Meier, el señor de los carneros

Es reconocido en la zona y especialmente en Coronel Pringles donde fue formado por dos grandes cabañeros, como la familia de Mosca y la familia Arosteguy. Su cabaña se llama "Don Reinaldo", en homenaje je a Don Reinaldo Mosca, quien le enseñó todo cuando trabajó en la cabaña El Centro.

24/10/2017
Jorge Meier, el señor de los carneros

Trabaja con ovejas desde hace 48 años y se desempeñó en importantes establecimientos de cría de lanares del sur bonaerense. Su genética es reconocida en todo el país y en el exterior: es el único productor de la provincia que exporta carneros a Brasil. En la última Exposición de Villa Bordeu volvió a obtener el Gran Campeón Corriedale.
En esta oportunidad a la cucarda más preciada se le sumó que el reproductor se vendió en 302.000 pesos, un récord absoluto. Jorge es un apasionado de los lanares y en su cabaña trabaja día a día para mejorar un poco más su probada genética.

Los comienzos
Jorge tenía apenas siete años cuando la vida le pegó un golpe de nocaut: falleció su padre. La ausencia del líder de la familia obligó a dejar D´Orbigny, el pueblo ubicado cerca de Coronel Suárez donde nació. "Mi mamá fue contratada para trabajar como cocinera en 'Mahuida-Co', de Hugo Bendorf en Sierra de la Ventana, donde conocí a las ovejas", dice.
Mahuida-Co era una de las mejores cabañas de Corriedale del país y si bien todavía era muy chico y no trabajaba, Jorge pasaba muchas horas con Carlos Schneider, un muy buen cabañero que empezó a transmitirle la pasión ovina. "Dos años después nos fuimos a Santo Tomás de las Sierras, y ahí arranqué a trabajar con los animales, con don Juan Pereyra, que me enseñó muchísimo, pero además fue como un padre para mí. También me dio una mano grande Julio García", cuenta.
El Ruso -tal como se lo conoce en el ambiente ovejero- fue creciendo y se metió más en el trabajo de la cabaña, eso incluía concurrir a las exposiciones, que en ese entonces eran muchas.
"Así fue como en la de Coronel Pringles conocí a Juan Carlos Mosca, quien me ofreció ir a trabajar a su cabaña 'El Centro', que era propiedad de él y de su padre Reinaldo".
Se hizo cargo de la cabaña con apenas 17 años. La experiencia con los Mosca se extendió por varios años, en los que "El Centro" ganó muchísimos premios.
"Fue siempre una cabaña de punta", asegura Jorge. Aunque por sobre eso, Meier destaca la calidad humana de sus patrones: "Dos grandísimas personas".

La consolidación
Estando en la cabaña de Mosca, fue que Meier recibió la propuesta laboral de Mario Aróstegui, "un genetista de primera y un señor con mayúsculas", cuenta. "
Con sus conceptos teóricos y mi práctica, arrancamos la cabaña Don Reinaldo", agrega. Ahí está el origen del nombre y de la genética de la actual cabaña que conduce Jorge:
"Hoy se llama así por la continuidad del trabajo que hicimos con Aróstegui y por homenaje a don Reinaldo Mosca, a quien yo apreciaba muchísimo".
Fueron 11 años los que el cabañero trabajó con el genetista.
"Ahí adquirí una gran experiencia, participamos de un montón de exposiciones, ganamos muchos premios. El doctor Aróstegui fue el precursor de la cara descubierta y vellón fino, en sus remates siempre tenía animales grandes y con esas características", indica.

Además de los logros laborales, en su estadía en el establecimiento de Aróstegui, El Ruso formó su familia: se casó con Sabina (falleció en 2008) y nacieron sus dos hijos, Lorena y Francisco. La experiencia con el genetista se interrumpió a partir del ofrecimiento de Héctor Cayssials, y se convirtió en cabañero de "El Nuevo Lucero".
Meier tiene un gran recuerdo de esa etapa, que se extendió durante 18 años, en lo personal porque asegura que "Pochocho" Cayssials "fue un hermano para mí, el que más me dio en la vida, si tengo algo hoy es gracias a él"; y en lo profesional, ya que "hubo años que con la cabaña ganamos en todas las exposiciones que nos presentamos".

La cabaña propia
El fallecimiento de Pochocho Cayssials, fue un duro golpe para Jorge, con el agregado de que se dio el mismo año en que se fue su compañera en la vida. Allí comenzaron una serie de cambios que terminarían con la fundación de su propia cabaña.
"Los hijos y la esposa de Pochocho, excelentes personas, continuaron un par de años con la actividad hasta que vendieron el campo. Yo tenía unas ovejas que me había dado el doctor Arosteguy, y me quedé con 40 ovejas del plantel de 'El Nuevo Lucero', y con eso arranqué mi cabaña", comenta Jorge.

Con mucho sacrificio, Meier empezó a salir a exposiciones con la nueva "Don Reinaldo" y los resultados no tardaron en llegar. "Hemos ganado en varias veces en Bordeu, en Coronel Pringles y en Coronel Suárez", cuenta.
El Ruso hoy con 67 años es encargado de un campo, en el que también trabaja su hijo, y además alquila un puñado de hectáreas donde tiene sus lanares y la cabaña. "Yo trabajo todo con animales de pedigree. Tengo 150 ovejas en el plantel número uno, y otras 50 en el número dos, de donde saco los carneros para venta. En total son 200 ovejas, más las borregas y los carneros, así que ando en alrededor de los 400 lanares", explica.
Lo que sí es usual para Don Reinaldo es ubicar carneros en Brasil. "Hace tres años que les vendemos a los brasileños, soy el único cabañero de la provincia de Buenos Aires que ubica carneros allá", asegura. Y con satisfacción cuenta que "en las últimas exposiciones de Corriedale en Brasil ganaron animales míos".

Centro de Acopio
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En lo que respecta a la lana, El Ruso también hace un buen negocio. En este caso la clave está en formar parte de una cooperativa de productores que vende la lana en el Centro de Acopio de Coronel Pringles, en lo que es una iniciativa del Prolana.
"El año pasado en las barracas pagaban el kilo entre 10 y 12 pesos y yo lo vendí a 28. Otros lograron hasta 36 pesos. Es muchísima la diferencia, así que yo les recomiendo a los productores que se sumen a los Centros de Acopio porque hace que la actividad sea mucho más rentable", comenta.

Y agrega:"Llevo casi 50 años en esto, que es lo que me gusta, y lo hago con mucho cariño. Yo viví toda la vida con la oveja y para la oveja", asegura.
"Lo que se necesita es constancia, trabajo, y también conocimiento. Mi familia y amigos me ayudan mucho y así voy para adelante. Las circunstancias de la vida hicieron que pudiera tener mi cabaña hace seis años, por eso lo voy a disfrutar el resto de mi vida", agrega en la despedida el señor de los carneros. (La voz del pueblo)

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