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Pedro Massaro

"La comunidad tuvo una buena apertura hacia nosotros"

El coordinador del Grupo Misionero Karol conversó con El Orden e hizo un balance de la reciente misión en la localidad de Rivera.

07/02/2018
"La comunidad tuvo una  buena apertura hacia nosotros"

Los meses de enero y febrero son los elegidos  por este grupo misionero de la parroquia Santa Rosa de Lima para llevar la Buena Noticia en los lugares que el obispo decide. Este año Rivera, una pequeña localidad distante a 230 km de Coronel Pringles y en el límite con la provincia de La Pampa, fue el lugar que Fray Carlos Azpiroz, Arzobispo de Bahía Blanca, eligió como destino de misión para el Grupo Karol.

Por la distancia, y por lo que implica un viaje, el grupo no pudo realizar una visita previa a la misión a Rivera como lo hiciera con los lugares donde misionaron anteriormente por lo que "primeramente nosotros más que nada queríamos conocer a la gente, al pueblo. Y hemos logrado cubrir la mayor parte del pueblo", señaló Pedro Massaro.
Destacó que Rivera "nos gustó mucho, es un pueblo muy ordenado, que trabaja mucho por sus instituciones y desde que llegamos nos han querido mostrar sus lugares como la sinagoga, el Centro Cultural Israelita, la Escuela Agraria donde nos alojamos; y de hecho lo hicimos. Fue como mostrarnos quienes son y lo hicieron cuando nos abrieron las puertas de sus casas durante las visitas que hicimos" donde la comunidad "tuvo una buena apertura hacia nosotros".
"Percibimos como que tenían ganas de ser conocidos, escuchados. La mayoría son judíos, es una comunidad fundada por judíos, rusos y polacos que fueron llegando huyendo de la guerra en distintas etapas", agregó.

La visita a la sinagoga "nos permitió conocer las tradiciones del pueblo judío y sus celebraciones y eso fue enriquecedor para nosotros. Todo lo que Jesús hacía, sabía y practicaba estaba un poco en esa sinagoga también", comentó Massaro.
También resaltó la calidad de la gente "y tienen la particularidad de que conviven muy bien las religiones, no solo porque es un pueblo chico y todos se llevan bien, sino porque trabajan juntos, hacen actividades en conjunto, participan mucho de los ritos porque hay matrimonios mixtos entre católicos y judíos.
Mencionó que la gente ha participado mucho en las actividades que hicimos, quedó muy contenta con el grupo, resaltando la alegría de los jóvenes y la seriedad con que se toman este compromiso.
"Estamos contentos por todo lo que vivimos, son buenos augurios por ser la primera misión que nos anima a seguir trabajando, pensando y haciendo el discernimiento de cómo seguir ahora. Estamos charlando que un grupo vaya a Rivera en el año ya que no podemos ir todos. Veremos de qué manera lo podemos hacer", concluyó Pedro Massaro.
La misión fue acompañada por el P. Javier Rowein, párroco de Carhué que atiende la comunidad de Rivera; por el P. Pedro Fournau, quién compartió unos días con los misioneros; y por los seminaristas Marcelo Villar y Zacarías Nievas.

Testimonio de los seminaristas.
Marcelo Villar: "Esta fue mi primera experiencia con grupos misioneros parroquiales y fue gratificante. En el camino de Dios uno siempre se tiene que dejar sorprender porque entraríamos en el error de decir que ya se sabe todo y los chicos son como un baño de agua fresca.
Los jóvenes contagian sus alegrías, su espontaneidad, te ayudan a ver que las cosas siempre continúan, no son como un producto que tiene fecha de vencimiento, sino que siempre hay una oportunidad para el cambio. Nos hacen ver que estamos al inicio de un comienzo de algo nuevo. Y eso fue lo que justamente experimentamos en Rivera con el Grupo Karol.
Ellos supieron poner el oído a la comunidad, la gente estaba esperando que alguien los escuche y ellos supieron saber escuchar a la gente y la gente se vio gratamente sorprendida. Si bien fueron a proclamar a Cristo, ellos primero fueron a escuchar y después a llevarles el mensaje de la Buena Noticia, y eso es lo lindo.
Y estos jóvenes nos dieron una lección. Y esto a mí me emociona y me dice que hay una generación que se está levantando y que necesitan que uno también los guíe. Hay que dejarlos libres pero a la vez guiarlos, como lo hacen los adultos del grupo".
Zacarías Nievas. "Nuestra Iglesia Diocesana tiene futuro y el Grupo Karol es prueba real de ello y si bien estuve un par de días en la misión, me maravilló el entusiasmo de los chicos, tanta alegría por el Evangelio, por compartir entre ellos.
Los veía y decía esto es una auténtica comunidad cristiana, se veía entre ellos y entre las familias misionadas la auténtica caridad. Ves a estos chicos y decís la Iglesia está viva, la Iglesia está creciendo, está en camino, en salida como nos pide el Papa Francisco.
Ellos están comprometidos con Cristo, lo viven a Cristo y lo dan a conocer a los demás y eso es hermoso".

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