"Para mí el Sagrado fue mi segundo hogar, mi vida"

Ser docente es una profesión en la que la vocación lo es prácticamente todo. La dedicación y el cariño hacia los alumnos es, en gran parte, lo que define a esos seres que recordamos durante toda la vida. Aquellos que dejan en los niños, en los jóvenes y aún en sus mismos colegas, una huella imborrable.
Luisa Grasso de Kurtz, es sin lugar a dudas, uno de ellos. Por tal motivo, el Colegio Sagrado Corazón de Jesús, le brindó en ayer un emotivo homenaje a esta querida docente que se acaba de jubilar y ayer fue su último día de 'asistencia al colegio'.

En diálogo con EL ORDEN, Luisa se mostró emocionada y contó los momentos más especiales de su vida, que prácticamente sucedieron en el citado establecimiento educativo.
"Estoy contenta, me fui feliz del Colegio, igualmente voy a ir unos días más para ayudarle a las chicas, pero ya no tendría que ir más. Mañana (por hoy jueves) se cumplen los 50 años"
"Para mí el Sagrado es mi vida. Fue mi segundo hogar. Ahí empecé, ahí me casé, pasé momentos malos cuando falleció mi marido, nacieron mis hijos, fueron a ese colegio, se casaron , vinieron mis nietos, y todo pasó por el Colegio", sintetizó.

Recordó además: "Dios me cerró una puerta, pero me abrió muchas ventanas, me dio salud, porque en los cincuenta años, no sé si habré faltado un mes. Por eso te digo, que entré al colegio con mucha alegría y me voy con mucha alegría. He tenido compañeros y directores maravillosos", enfatizó.
Consultado cómo fueron los primeros años, clarificó: "Estuve primero como maestra en el Jardín, luego como Preceptora, cerca de doce años y por último Secretaria, cerrando así el ciclo, por eso digo que pasé toda mi vida en el Colegio".
"Tengo muy buenos recuerdos de los padres, además soy Cooperadora Salesiana y le agradezco a los Cooperadores los momentos que pasé, siempre me alentaron. No fue a un colegio católico, pero realmente mi profesión fue de docente católica. Le he enseñado a los chicos todo lo que he podido", enfatizó Luisa.

Ante la pregunta, como se estaba sintiendo en este momento tan especial, expresó: "Tengo a mi mamá con sus 97 años, tengo dos hijos buenos, y dos nueras maravillosas, y cuatro nietos, dos en Bahía Blanca, y dos en Pringles".

Como todo en la vida, y como dijera Luisa, cuando se cierra una puerta se abre una ventana, donde podrá dedicarse a otras cosas. Precisamente, nos adelantó: "Me voy, pero ya me ofrecieron un trabajo apenas salí de la puerta del Colegio. Cáritas Parroquial, me ofreció un trabajo, y esas son cosas que te manda Dios".
"Además voy a estar con mi mamá, voy a disfrutar de mis nietos y de la vida, viajaré, pero igualmente no voy a dejar de visitar el Colegio que tanto me dio".

Consultada como vivió el festejo que le realizaron ayer, señaló: "Me trajeron tortas, masitas de confitería, nos sacamos un montón de fotos. Me despedí de cada nivel de estudio, de todos los alumnos".
"Vuelvo a repetir un Gracias a todos los que han pasado por mi vida… los padres, los alumnos, los ex alumnos, las porteras, los Cooperadores, los directivos y todas mis compañeras, porque también he estado como maestra en el campo, en la Escuela Nº 1, en la Nº 2, como Preceptora en el Colegio Nacional, en la Guardería, a todos ellos que tengo un hermoso recuerdo y es lo que a uno le queda. Todos pasan por acá y te saludan como el primer día.
A todos… ¡Gracias, Gracias, y más Gracias a Dios", concluyó Luisa Grasso emocionada.

Llegó una nueva etapa. Por eso Luisa, desde estas líneas, te deseamos lo mejor.
A disfrutar ¡que te lo has ganado! Estas recogiendo los frutos sembrados durante toda una vida de vocación por la enseñanza, como no podía ser de otra forma, una persona querida y respetada por toda la Comunidad Educativa.