Liberaron el barco de la ONG Open Arms

Un mes después de que la justicia italiana ordenara la inmovilización de forma cautelar del barco de la ONG española Proactiva Open Arms, en el marco de una investigación por presunto favorecimiento de la inmigración ilegal, el juez instructor del Tribunal de la localidad siciliana de Ragusa, Giovanni Giampiccolo, ordenó este lunes liberar la embarcación.

El fundador de Proactiva, Óscar Camps, mostró su satisfacción por la decisión judicial pero lamentó que las investigaciones continúen. "Es sólo un primer paso y una buena noticia", escribió en las redes sociales. "Pero seguimos necesitando todo el apoyo".

El barco de Proactiva Open Arms fue inmovilizado el pasado 17 de marzo tras concluir la última operación en el Mediterráneo central en la que consiguieron rescatar con vida a cientos de personas. Tras desembarcar en el puerto siciliano de Pozzallo, la Fiscalía de Catania abrió una investigación al coordinador, a la jefa de la misión, Anabel Montes y al capitán del barco, Mark Reig, por un delito de favorecimiento de la inmigración ilegal y asociación para delinquir.

Más tarde el juez instructor de Catania confirmó la incautación de la embarcación y el cargo de favorecimiento de la inmigración ilegal pero desestimó el delito de organización criminal para delinquir. Al desestimar esta segunda acusación, el caso pasó al Tribunal de Ragusa, provincia a la que pertenece Pozzallo, que ordenó este lunes la liberación del barco.

La ONG había rescatado en su última operación a 216 personas que habían partido en una barcaza desde Libia y habían quedado abandonadas a su suerte en medio del Mediterráneo, a más de 70 millas de las costas del país africano. Según explicaron los abogados de la organización humanitaria, los responsables de la misión se negaron a entregar a los rescatados a una patrullera de la Guardia Costera de Libia, que había asumido la coordinación de la operación, como preveía el código de conducta que el pasado verano Italia hizo firmar a las organizaciones humanitarias que operan en la zona, y denunciaron amenazas por parte de los guardacostas libios.

Según la acusación, la negativa por parte de los responsables de Proactiva de entregar a los rescatados a los guardacostas libios constituye una violación de los acuerdos internacionales y demuestra la voluntad de la ONG de llevar a los inmigrantes a Italia, favoreciendo la inmigración ilegal. Un delito que en Italia está penado con hasta tres años de cárcel y 15.000 euros de sanción.

Pero en su informe el magistrado de Ragusa reconoce sobre Libia que "no puede ser considerado seguro un lugar donde hay un serio riesgo de que la persona pueda ser sujeta a la pena muerte, tortura, persecución o sanciones", avalando así la decisión de la ONG.

Sólo en los primeros meses de 2018 cerca de 1.000 personas murieron o desaparecieronen el Mediterráneo intentando alcanzar las costas de Europa, según datos de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM). En 2017 fueron más de 3.100 los migrantes que perdieron la vida completando la misma ruta, según la OIM. Una cifra inferior a la registrada durante el mismo periodo del año anterior.

EL PRINGLENSE FERNANDO PUJOL, RETOMA TAREAS DE SALVAMENTO

Alentados por la liberación del barco Open Arms, por la justicia Italiana, retenido desde el 18 de marzo en el puerto de Pozzallo, en Sicilia, el pringlense Fernando Pujol se embarca en el Astral junto con la tripulación 44, para retomar las tareas de salvamento en el Mediterráneo Central.

"Cada persona importa. Todos los días hay vidas en peligro que se deben salvar" dice la publicación en redes sociales tras una "movida" que abarco a miles de personas pidiendo por la liberación del barco de la ONG. Hasta Joan Manoel Serrat se sumó al pedido.

"Si salvar vidas es un crimen, yo soy un criminal porque colaboro con Proactiva Open Arms.
Sé cómplice tu también" fue la frase característica de quienes apoyaron el pedido de liberación del Proactiva.

El pringlense Fernando Pujol, fue uno de los que escribió en las redes sociales para hacer conocer la situación en la que se encontraban: "El Open Arms está retenido en las costas Sicilianas y tres personas de su tripulación están siendo investigadas. Se nos acusa de tráfico ilegal de personas.

Para la Comunidad Europea es ilegal rescatar personas del medio del mar (en cualquier mar es ilegal no dar asistencia cuando hay una emergencia). Es más, a las personas se les coloca el adjetivo de "ilegal": Inmigrantes Ilegales. A nuestra actividad también. Al rescate se le llama tráfico y se le coloca el mismo adjetivo: "ilegal".

Si se acuerda un número de refugiados que deben entrar a cada país y eso no se cumple, eso no solo es ilegal, también es inmoral. Si se devuelven migrantes en caliente desconociendo los motivos de su éxodo, eso es ilegal e inmoral.

Armar a los guardacostas libios para que impidan o dificulten las tareas de rescate y, de esta manera, evitar que los migrantes lleguen a costas europeas; puede entrar dentro de las legalidades de la normativa europea, pero es una inmoralidad en cualquier lugar del planeta.

Cuando el marco legal se transforma en un entramado normativo generado para ser utilizado por un sector de la población para mantener los mismos roles y no cambiar de estatus, entonces no tiene nada que ver con la justicia.

La justicia es ciega, no ve colores de piel, orígenes, religiones, fronteras, billeteras, sexo, edad o formación académica. La Comunidad Europea no sabe de justicia, sabe de conveniencia. O cree saberlo, y aquí también se equivoca.
No solo tenemos la obligación moral de abrir las fronteras, también tenemos una necesidad demográfica de rejuvenecer a esta tierra envejecida.
Estamos en una Europa que no solo es inhumana, inmoral e ilegal, también es estúpida" cerró.
RG