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Niñ@s: armadores de Infancias… constructores de futuro

24/07/2018
Niñ@s: armadores de Infancias… constructores de futuro

La vestimenta comenzando a enrollarse en sus cuerpos era el primer indicador en el cual terminaba esa etapa; sin definición, y comenzaba a transitar la edad adulta. Ropa adulta en cuerpos diminutos. Algunos años de dependencia en paralelo con el deseo de los mayores de ver a los pequeños convertidos en grandes hombres o adultos en miniaturas.

 

Aproximaciones y trayectos 

Una somera reconstrucción histórica de la infancia, sin pretender entrar en una línea de tiempo, nos permite acercarnos al concepto a partir de diferentes practicas/relatos que han sido estudiadas e investigadas. Un primer interrogante que debemos sumar a otros tantos es ¿cómo arribamos a esta noción de infancia que resulta tan "natural" para nosotros? Pregunta que iremos respondiendo en esta línea imaginaria "casi sin tiempo".
Volvamos a la ropa comenzando a enrollarse en el cuerpo y el paso del niño al "ser adulto" trabajando como adulto, desposados como adultos, juzgados como criminales adultos, jugando prácticas de adultos y hasta coronados como monarcas (no olvidemos a Luís XIV; convertido en rey a la edad de 5 años y practicando "juegos sexuales" con sus niñeras).
Ninguna diferencia entre un crimen cometido por un niño o un adulto en cuanto a su juicio, ninguna intención de proteger la inocencia antes hechos sexuales. Niño adulto y la desconsideración de la infancia como una etapa especial y fundante para su desarrollo.

Los niños que no
conocieron su "ser niños"
Carga seria la palabra que definía a cualquier niño/a antes de las modernas técnicas de control natal; muchos de ellos/as, no deseados, significaban más una maldición que una bendición en cualquier familia; el símbolo de un cuerpo más para vestir, una boca que alimentar, una persona más para atender… Abandonados o ahogados de pequeños, terminaban algo que nunca empezaban. Las/os más afortunados eran enviados a los campos a trabajar con nodrizas o llevados a orfanatos; donde probablemente se los maltrataba y morían.
Finalizando el siglo XIX y hasta principios del XX algo aceptado, y con el mismo rango que un esclavo o los animales, era el trabajo infantil. Una variedad de tareas eran las que obligatoriamente debían realizar las/os niños/as para el beneficio económico de sus familias. Sumemos el antecedente que en la Edad Media niñas y niños eran entregados, casi como esclavos, a comerciantes y agricultores.
La Revolución industrial en el siglo XVIII, no fue el mejor ejemplo en la "construcción de derechos de niñas y niños"; los cuales eran empleados en las fábricas textiles, minas y otras industrias trabajando 12 horas al día, seis días a la semana.

En 1832, Inglaterra aprobó la primera ley del trabajo infantil. Diez años después se aprobaron leyes para regular el empleo de niños en las minas.

Las leyes que regularan fehacientemente el trabajo infantil, surgieron en el Siglo XX y requerían, básicamente, que las/os niños/as recibieran educación y buen trato; procesando a sus padres por distintas clases de abuso. Indudablemente fue un paliativo, pocas veces respetado.

Origen, pecado y dos teorías
Con una desesperada necesidad de redención por parte de los adultos; las/os niños/as se suponía que nacían rebeldes y pecaminosos por naturaleza; con espíritus depravados. Incapaces de salvarse ellos mismos, la conversión y redención a Dios era la única esperanza de que se salven de una condena eterna. ¿A quiénes incluimos en la noción de infancia en este breve despliegue histórico?; padres y maestros abocados a la tarea de quebrantar el rebelde espíritu de los niños mediante estrictas disciplinas y castigo como prácticas de la virtud y salvación. ¿En qué lugar se ponía al niño?; cuando en la escuela; cuasi símbolo de castigo, se les enseñaba ciencias exactas y a leer y a escribir con la sombra de una vara de roble como rutina para los desobedientes.
Locke afirmaba que los niños son moralmente neutros, un papel en blanco; simbolizando con esto la expresión latina de tabula rasa. Desde aquí afirmaba que los niños no nacían con tendencias innatas, que no eran ni buenos ni malos y construirían su ser adulto en función de lo que experimentaran mientras crecían.
Jhon Locke; filósofo y médico, mantenía firme la creencia de que la familia, básicamente los padres, podían moldear a sus hijos como quisieran a través de imitaciones, asociaciones recompensas y castigos, etc. Siguiendo esta creencia, manifestaba a los padres que premien a sus hij@s con palabras bondadosas y aprobación; al mismo tiempo que les objetaba el castigo físico ya que creía que no fomentaba el autocontrol y, si, promovía el temor y la ira.
Jean-Jacques Rousseau; escritor y filósofo suizo, quizá fue el narrador de la naturaleza moral y el desarrollo de los niños. Afirmaba que eran buenos salvajes, dotados con el sentido del bien y el mal y se desarrollarían positivamente de acuerdo con el plan de la naturaleza; niñas y niños tienen un sentido moral innato. El filósofo sostenía que cualquier intento de los adultos por adoctrinar y entrenar a los niños sólo interferiría con su desarrollo e, indudablemente, los corrompería.

"Todo es perfecto al salir de las manos del Creador y todo degenera en manos de los hombres"
Jean-Jacques Rousseau

Rousseau planteo cinco etapas del desarrollo: infancia, edad de la naturaleza (niñez), niñez tardía(pre-adolescencia),adolescencia y adultez o madurez (+20 años) afirmando que los adultos deberían responder a las necesidades del niño en cada una de estas etapas.
Acercándonos a la "modernidad" el niño deja de ser un "adulto pequeño" y es considerado un ser "carente, necesitado e incompleto". Aquí se despliega la consideración de la escolaridad como instrucción pública distanciándose de la formación individualizada y/o diferenciadas para ciertos sectores sociales.
Estos esfuerzos no dejaban de lado ciertas figuras mentales hacia la niñez; cuando, por ejemplo, se los representaba como ángeles y/o demonios o cuando los encarnaban en el lugar de la animalidad. Lo contrapuesto a esto surge en la suposición real que la verdad sale de la voz de los niños, que son los representantes de la inocencia, la pureza y…. blanco sobre negro, la perversidad también. En esto notamos la coexistencia de, nuevamente, un desprecio hacia la infancia y una valoración extrema del "dios niño" donde comienza a desdibujarse el "sentimiento de la infancia" en cuanto a la actitud de los adultos frente al niño.
Esta Aproximación y Trayecto puede tener su origen reivindicativo en el Siglo XX cuando los niños adquieren visibilidad a través del despliegue de prácticas, instituciones y dispositivos dirigidos a su atención, cuidado y sobre todas las cosas protección de derechos e inclusión participativa en la vida social. Estos rectores dieron un vuelco significativo en el amplio mundo de la Infancia en todo el planeta, vuelco del que Latinoamérica no quedo exenta.

Latinoamérica: ¿Pedagógicamente Infantil?
Con la inequidades, ¿lógicas?, que convivimos a diario, de acuerdo a las similitudes culturales y niveles de desarrollo, el continente americano establece dos enorme regiones; por un lado la AMÉRICA ANGLOSAJONA, colonizada históricamente por Inglaterra y Francia y con un fuerte desarrollo económico , integrada por Canadá y EE.UU. por otro lado, colonizados principalmente por España y Portugal, Latinoamérica, que unifica todos los demás países del continente, con menor grado de desarrollo pero también con un alto grado de población originaria, al margen de la colonización.
Con una cultura marcadamente religiosa, Latinoamérica, tiene la mayor cantidad de cristianos católicos del mundo. La variedad cultural y lingüística de sus pobladores, provenientes no solos de España y Portugal, sino también de otros continentes sumados a los pueblos originarios brinda un abanico cultural rico y diverso. Evidentemente esta tendencia, que aún perdura, repercutió y lo sigue haciendo en la/s Infancia/s.

¿Similitudes o diferencias?
Los hijos se parecen más a su tiempo que a sus padres, asevera un Proverbio Árabe. En la actualidad cada vez más, gracias a Sistemas y leyes de Protección Integral de Derechos, a la Declaración Universal de los Derechos del Niño y otras herramientas legales, sumado a la visibilidad que dan los Estados a la Primera Infancia, Infancia y consecuente Educación Infantil, se ha convertido a los niños en sujetos de derechos y atención. La defensa de estos, sus derechos, se ha convertido en un símbolo de compromiso socio-educativo para este segmento social.
Ahora bien, sustentados en el Sistema de Protección Integral, en la Declaración Universal, etc. etc., debemos pensar hoy en responder interrogantes que nos lleven, en forma consensuada, a una respuesta en común; debemos reconocer que ya la INFANCIA no existe como concepto UNIVERSAL debemos pensar las INFANCIAS como grupos de sujetos con anclajes culturales distintos, problemas sociales y económicos distintos, atravesados por diversas problemáticas que evidentemente necesitan distintos abordajes: educativos, sanitarios, sociales, económicos y hasta me atrevo; psicológicos y/o emocionales. Volviendo a los interrogantes podríamos plantearnos: ¿Cómo, con qué herramientas formamos a los formadores de nuestros niños?, considerando que la permanente evolución de la sociedad trajo consigo una involución en valores que vuelve a los niños más vulnerables a maltratos, abusos, abandonos… Entonces: ¿Qué pedagogías abarcan estas carencias hoy en estas Infancias?
El Estado, presente en ocasiones, ausente en otras, debería pensar en políticas públicas educativas y sociales para prevenir, proteger y cuidar estas INFANCIAS al margen de los márgenes. Políticas pensadas para el niño y su familia; una Pedagogía de la Transmisión, del conocimiento y el encuentro. El Estado debiera repensar la transformación necesaria de la Institución escolar como límite de las INDIVIDUALIDADES, los edificios no hacen el ser personas, no construyen individuos. Mi ignorancia me lleva a preguntarme; ¿Las aulas acaso no dividen, no encierran, no devienen en depositarias de sujetos a la deriva de toda "objetividad pedagógica?
Según la OEI y Unesco en la primera década de este Siglo, 12 países Latinoamericanos aprobaron legislaciones que contemplaban la protección de derechos de niños mientras que 5 lo habían hecho a principios del década del 90. Poner sobre este artículo los países o bien el contenido de las Leyes seria disponer al lector a una foto que muchas veces no condice con la realidad.
La violación de derechos de los niños en el seno familiar, en contextos de judicialización e incluso en el ambiente escolar nos correría de cualquier aspecto legal posible, ya que en muchos países se convirtió en una práctica naturalizante. Debemos trabajar para que los avances logrados en cuestiones de derechos no queden socialmente divididos en aquellos niños (en carácter de minoría) con derechos plenos, casi-derechos y la nulidad total de derechos para otros. En esta concepción de derechos ¿qué rol juega la pobreza en la práctica educativa, en la pedagógica?

Un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe arrojo los siguientes datos:

Del mismo informe se desprende que en Bolivia, Guatemala, Ecuador y Perú (países con gran población originaria) el 68 % de los niños indígenas sufren desnutrición mientras que en la población "no indígena" esta cifra baja 20 puntos llegando a 48 %
Lo interesante del informe en dos cifras disparadoras de todas las alarmas: en Latinoamérica tenemos un 63 % de niñ@s pobres (unos 105 millones aprox.) y solo un 37 % vive en condiciones adecuadas.
Decir que debemos saldar esta deuda de inequidad es quedarnos cortos en el deseo y la intención. Decir que una pedagogía puede cambiar la historia de niños y niñas cuando:
- no tienen para comer
- la intemperie es el universo que los vuelve libres
- el frio acecha y el calor quema la piel
- los adultos desaparecen en la sombra de la noche y el niño, invalido de emociones, recorre en el día el hábito de la súplica
… seria anunciarnos falazmente como redentores de esta anomia. No hay una solución, debe haber soluciones. No hay Infancia, co-existen Infancias. Debe haber PEDAGOGIAS que articulen la posibilidad de… con la alternativa a/hacia ante las cuestiones estructurales, de fondo o de forma que no funcionan.
Ahora bien una posibilidad es, como planteo, refundar las practicas pedagógicas; haciendo valer su significado; estudiar la educación en todas y cada una de sus formas, para hacer posible el desarrollo integral del niño, su inclusión social, su ser sujeto de derechos. Re-significar el valor de la pedagogía como primer eslabón en el avance de una sociedad más equitativa y en INFANCIAS signadas por la igualdad.
Preguntarnos de la manera más simple, aunque tal vez respondernos de la forma más compleja; si ¿hemos logrado proteger al niñ@ de cualquier problemática que cercene o viole sus derechos básicos?, ¿si realmente estamos avanzando hacia la formación de INFANCIAS PLURALES donde fortalezcamos y promovamos posibilidades a la vez que erradicamos amenazas?, ¿si podemos con nuestros saberes, conocimiento y por qué no nuestras culturas y creencias abordar las distintas problemáticas del niñ@ de HOY sin creer que es una amenaza para nosotros ni un peligro para la niñez en general?. Pienso en pensar que lo pensaremos.
Para seguir pensando:
o Southwell, M. El niño en la Historia. La construcción de una Mirada entre los Impulsos modernizadores, la exclusión y el cuidado. / o Minnicelli, M. ¿Se acabó la Infancia? El derecho a la infancia y sus modos de institución y de destitución. / o Diker G. ¿Qué hay de nuevo en las nuevas Infancias? / o Carli, S. (comp) "De la familia a la escuela: infancia socialización y subjetividad" Cap. 1 La Infancia como Construcción Social; Ed. Santillana, 2013. /o Bolton, P. Educación y transformación social. Artículo. Espacio Freire / Centro Nueva Tierra, 2014. /o Montes, G. La Frontera Indómita; Fondo de Cultura Económica, 1999. /o Alzate Piedrahita , M.V. La Infancia: concepciones y perspectivas; Editorial Papiro. 2003. /o Calarco, José. Representación social de la infancia y el niño como construcción. Ministerio de Educación Ciencia y Tecnología de la Nación.

Por Ricardo Zanfardini

 

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