jueves 25 de abril de 2024
Cielo claro 14.4ºc | Pringles

EDITORIAL

No bajemos los brazos

23/08/2018
No bajemos los brazos

No nos convirtamos en un 'pueblo fantasma'. No lo somos. Los pringlenses tenemos las agallas para hacer frente a las adversidades, que no respecta edades, ideologías, rangos, ni funciones.

 

En tiempos de crisis, diversos factores de riesgo nos impactan a diario y comprometen nuestra armonía social, laboral, familiar e individual. Este artículo tiene como fin, llegar a los corazones para sobreponernos frente a los problemas. Poner toda nuestra capacidad de reaccionar y recuperarnos frente a la adversidad, como esos metales que resisten los choques y no se doblan. En física se llama 'resiliencia', y la psicopedagogía le dio una definición propia: la capacidad de reaccionar y recuperarse frente a la adversidad.
Hoy son muchas las personas que viven con miedo, con tristeza o estrés. Se sienten inseguras por diversos motivos, porque los números no les cierran, no les alcanza para llegar a fin de mes, no pueden acceder a la canasta básica de alimentos, a los medicamentos, o cierran sus comercios por falta de venta y no poder hacer frente a los costos, entre otras adversidades.
Los especialistas, los entendidos en la materia , nos ayudan a reconocer que, frente a estos factores críticos, también existen factores protectores o "bienhechores" que hacen al desarrollo de nuestra capacidad de reacción, adaptación y recuperación, a pesar de la adversidad.
Al conjunto de estos factores se los llama resiliencia, (se les dice a los metales que resisten los choques sin doblarse).

Los factores resilientes incluyen el 'yo tengo', 'yo soy', 'yo estoy' y 'yo puedo': si yo tengo a mi alrededor personas en quienes confiar, si yo soy capaz de aprender, si yo estoy dispuesto a responsabilizarme por mis actos, yo también puedo resolver los problemas. Y cada uno de nosotros puede hacerlo, en lo personal como en lo familiar, social o laboral,
Si prestamos atención en los factores de riesgo, vamos a comprobar que ellos no actúan de la misma forma sobre cada uno de nosotros; nuestras reacciones son distintas y entonces nos preguntamos ¿por qué?
Las diferencias están en nuestros genes, en nuestra educación desde niños a partir de nuestros padres y maestros, en el aprendizaje que recibimos de vivir en la comunidad, factores todos que condicionan nuestro mayor o menor grado de pasividad o de reacción adecuada para enfrentar los rigores de las circunstancias sin hacernos mucho daño.
Entre estas diferentes reacciones, cualquiera sea nuestra condición actual, es importante que aprendamos a buscar el significado de lo que está aconteciendo y, mirando a nuestro futuro personal, familiar y social, no debemos bajar los brazos; por el contrario, debemos promover nuestra creatividad y nuestra autoestima en función de las nuevas y buenas oportunidades que nos merecemos. Lo que los argentinos nos merecemos, los que como pringlenses, nos merecemos.
Sobre todo debemos actuar en familia, en comunidad, favoreciendo el desarrollo de habilidades de comunicación y de resolución de los problemas, promoviendo, la creatividad, la autoestima elevada y la tolerancia a las frustraciones para afirmar la estabilidad emocional de todos nosotros.
A diario, la humanidad con sus luchas, los países superando sus distintas crisis, muchas personas, conocidas nuestras o no, nos dieron y nos vienen dando manifestaciones de resiliencia, no se doblan ante los choques, ni bajan los brazos y 'ponen el pecho a las balas', como dicen nuestros Mayores.
Muy cerca de nosotros, los recuerdos familiares de nuestra niñez y juventud nos permiten evocar las reiteradas manifestaciones de resiliencia de nuestros padres.
Ellos seguramente sabían que los metales resisten a los choques sin quebrarse, pero no fueron psicopedagogos, ni habían escuchado hablar de la resiliencia y, sin embargo, supieron reaccionar y recuperarse frente a las adversidades.

Por eso sentimos que nuestro compromiso de hoy es muy grande. En deuda con este pasado y frente a nuestras adversidades, debemos crecer en la esperanza creando todas las situaciones anímicas que sean necesarias para seguir felizmente adelante.
Nunca más justas, coherentes , llena de verdad y de esperanza, estas palabras tomadas del Papa Francisco:
"No llores por lo que perdiste, lucha por lo que te queda. No llores por lo que ha muerto, lucha por lo que ha nacido en ti. No llores por quien se ha marchado, lucha por quien está contigo. No llores por quien te odia, lucha por quien te quiere. No llores por tu pasado, lucha por tu presente. No llores por tu sufrimiento, lucha por tu felicidad.
Con las cosas que a uno le suceden vamos aprendiendo que nada es imposible de solucionar, solo sigue adelante".
No bajemos los brazos, seamos como los metales que resisten los choques y no se doblan.
Y como decían nuestros abuelos: Sigue en la lucha, porque no hay mal que dure cien años.
Lo merecemos, porque cada uno ha puesto su esfuerzo, su trabajo, apostando al futuro, al bienestar de sus hijos y al desarrollo de nuestra ciudad. ¡Sigue luchando por lo que has logrado!.
EL ORDEN

Te puede interesar
Ultimas noticias