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CUANDO LA LLANURA NO TENIA DUEÑO

Indio Rico sitio de antiguas batallas

16/02/2019
Indio Rico sitio de antiguas batallas

 La denominación proviene del arroyo homónimo que pasa a 7 km de la localidad, su nombre indígena sería "Quetru Queyu" o "Guetzu-Gueyu" vocablo que significa "lugar de caldenes", aunque existe otra acepción histórica que la denomina "lugar recorrido por un arroyo corto". Mientras que la expresión "Indio rico", los investigadores la relacionan con la voz araucana úlmen: cacique poderoso o jefe rico.

 


Indio Rico se encuentra a 73 km al sudeste de Coronel Pringles, y a 63 km de la ciudad de Tres Arroyos. Se ingresa a través de la Ruta Provincial 85, a 11 km de la misma por camino totalmente pavimentado.
En sus cercanías puede encontrarse un arroyo característico de la zona pampeana, el arroyo Indio Rico, que sirve como límite entre el distrito de Coronel Pringles y Coronel Dorrego. Por sus características, en 2017 fue declarado "Pueblo Turístico" de la provincia.
El arroyo Indio Rico le dio el nombre a la Estación Ferroviaria y ésta al pueblo.

Los aborígenes denominaban al arroyo Guetzú Gueyú, vocablo al que los historiadores han asignado diferentes acepciones. Una de ellas es "Witrú Neieu", de origen mapuche que significaría "lugar de caldenes"; otra "Cuitrú" (arroyo corto o pantano) y "Gueyú" (lugar), por lo tanto la traducción sería lugar recorrido por un arroyo corto.

Paraje bravo si los hubo, Indio Rico es un pueblo de 1200 habitantes donde hoy se respira la tranquilidad del interior de la provincia de Buenos Aires. Pero en el siglo XIX, se libraron aquí las más cruentas batallas entre civilización y barbarie.

Los aborígenes que conocían como nadie estas llanuras, se unían de a miles para atacar los asentamientos precarios que se prolongaban a lo largo del difuso límite que el criollo les había impuesto.

Los indiorricenses agradecen aún hoy la generosidad de doña María Bernasconi que, el 19 de febrero de 1930, logró la aprobación del decreto provincial que fundó su pueblo, y sobre leyendas de sangre, se fue forjando a la vera del arroyo que le dio su nombre.

Tras las invasiones a los aborígenes, los criollos le dieron el nombre de Indio Rico, derivado de la voz araucana úlmen: cacique poderoso o jefe rico. Por sus aguas pasaron los más aguerridos representantes de nuestra tierra ancestral. Aquellos que sorprendieron a los hijos de españoles convirtiendo el caballo en una dócil herramienta de asalto y huida.

Historia de malones
Las crónicas de la época dejaron testimonio de la dureza de la zona y la violencia de los malones que asolaban cuanto veían a su paso.
Uno de estos ataques tuvo lugar el 14 de junio de1870. Los indios entraron por el nacimiento del Quequén Salado (río que da origen al arroyo Indio Rico) sorprendiendo a las fuerzas militares. Numerosos vecinos fueron bárbaramente asesinados y sus viviendas arrasadas por el fuego.

El 5 de agosto de 1877, más de tres mil nativos, a las órdenes del cacique Namuncurá, llegaron hasta la zona de Necochea, arrasando con todo lo que se les cruzaba. El entonces ministro de guerra, Adolfo Alsina, envió dos tropas de refuerzo a esa tierra de nadie, sólo defendida por los fortines. Los designados para comandar a esos hombres fueron el capitán Reyes y el coronel Prado.
"El día 14 de agosto conseguí batir a los indios, en un paraje llamado Indio Rico, quitándoles varios cautivos, toda la hacienda vacuna que llevaban y más de 700 caballos y yeguas, pertenecientes a los establecimientos de campo del partido. En este combate hubo varios indios muertos y muchos heridos", narró el Capitán Reyes.
Aquellas tierras salvajes fueron domadas por criollos, inmigrantes españoles, italianos, dinamarqueses, irlandeses, entre otros valientes que lograron que, a partir de 1880, la paz permitiera trabajar y crecer.
Hoy, a más de cien años de estas historias mezcladas con leyendas, que antecedieron a su nacimiento, los indiorricenses se preparan para festejar su 89° aniversario.(VER NOTA APARTE).

Indio Rico descansa ahora en la tranquilidad de sus calles y la hospitalidad de su gente. Su arroyo corre tenaz como hace siglos, y se mantiene como símbolo de la sangre que arrastró cuando la llanura no tenía dueño.

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