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PARROQUIALES

La iglesia argentina tendrá cuatro nuevos beatos

27/04/2019
La iglesia argentina tendrá cuatro nuevos beatos

El sábado 27 de abril, en la ciudad de La Rioja, serán proclamados Beatos Mons. Angelelli, los sacerdotes Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville; y el laico y padre de familia Wenceslao Pedernera.+



La vida de Enrique, de Carlos, de Gabriel y de Wenceslao estuvo impregnada por el servicio a sus hermanos. En el corazón de la Iglesia, que se entendía después del Concilio Vaticano II, como "servidora de la humanidad" se fue moldeando esta idea del servicio como carta de presentación y como plan de misión en el medio del mundo. En este contexto la vida pastoral de nuestros mártires fue vivida en la clave del servicio: servicio del Obispo para con el pueblo que se le había confiado, servicio de los sacerdotes para proclamar el Evangelio, servicio de aquel trabajador y padre de familia que lo vivía en el seno de su hogar.

 

Pero, ¿quiénes fueron estos testigos del Evangelio, conocidos como Los Martires Riojanos?

Monseñor Enrique Ángel Angelelli Carletti
Obispo de La Rioja. Nació en Córdoba el 17 de julio de 1923. En 1938 ingresó en el Seminario de Nuestra Señora de Loreto, en Córdoba, completando sus estudios teológicos y de derecho canónico en la Universidad Gregoriana de Roma, ciudad donde fue ordenado presbítero, el 9 de octubre de 1949. A su regreso, desempeñó su ministerio en barrios humildes de Córdoba y como asesor de la Juventud Obrera Católica, además de algunos encargos en la curia diocesana.
El 12 de marzo de 1961 recibió la consagración episcopal como Obispo titular de Listra y Auxiliar del Arzobispo de Córdoba, Mons. Ramón Castellano. El 24 de agosto de 1968 inició su ministerio pastoral como tercer Obispo de La Rioja. Desarrolló su acción pastoral buscando concretar la opción preferencial por los pobres y animando la evangelización según las enseñanzas del Concilio Vaticano II.
Pastor de tierra adentro, fue resistido por sectores reticentes a la renovación eclesial y por quienes veían peligrar su poder económico por razón de las consecuencias de la actuación pastoral de Mons. Angelelli.
Acalladas sus misas radiales en dos ocasiones, en marzo de 1976, después del golpe militar, la persecución hacia Mons. Angelelli y sus colaboradores se hizo más violenta y explícita, con el arresto de varios sacerdotes y laicos, además de obstáculos permanentes al desarrollo de la misión de la Iglesia.
El 4 de agosto de 1976, regresando de Chamical a La Rioja de la celebración de la novena del funeral de los Siervos de Dios Carlos de Dios Murias y Gabriel Longueville y de Wenceslao Pedernera, Mons. Angelelli muere en un accidente provocado dolosamente por la embestida de un vehículo en Punta de los Llanos, paraje "el Pastor". Establecidos los motivos, los responsables, miembros de la dictadura militar que gobernó la Argentina entre 1976 y 1983, fueron juzgados y condenados por la sentencia del Tribunal Oral Federal del 4 de julio de 2014.

Presbítero Gabriel Longueville
Sacerdote. Nació en Étables, Francia, el 18 de marzo de 1931. El 26 de septiembre de 1942, entró en el Seminario Menor de Saint Charles en Annonay y en octubre de 1948 pasó al Seminario Mayor de Viviers. En 1968, después de servir pastoralmente en su diócesis como formador en el Seminario, a pedido suyo, fue enviado como misionero fidei donum a Argentina, a la provincia de Corrientes primero; en 1971 se traslada a la diócesis de La Rioja donde adhirió con convicción al proyecto pastoral de Mons. Angelelli. El 7 de mayo fue nombrado vicario cooperador en la Parroquia "El Salvador" de Chamical; y al año siguiente es nombrado vicario sustituto. Se esforzó por conocer y comprender a su rebaño, visitando los pueblos y parajes más lejanos, animando la organización de Cáritas y el acompañamiento de los más pobres y excluidos. Estrecho colaborador de la misión pastoral de Mons. Angelelli, el 18 de julio de 1976, fue llevado con engaños a una actuación policial, junto a Fray Carlos de Dios Murias, para ser asesinados. Sus cuerpos fueron encontrados en el paraje "Bajo de Lucas" a 7 km. de Chamical.

Fray Carlos de Dios Murias
Sacerdote de la Orden de los Frailes Menores Conventuales, nació el 10 de octubre de 1945, en Córdoba, recibiendo el bautismo el 24 de noviembre. Luego de los estudios primarios, en 1958 entró en el Liceo Militar. Concluida la educación secundaria, se inscribió en la Facultad de Ingeniería, estudios que no concluyó por decidirse a comenzar su formación para la vida consagrada, vocación que maduró durante esos años. El 5 de abril de 1966 inició el postulantado en la Orden de los Frailes Franciscanos Conventuales. En el mes de diciembre sucesivo, fue admitido en el noviciado y el 6 de enero de 1968 hizo su profesión simple. El 31 de diciembre de 1971, hizo su profesión solemne. Terminada la formación filosófica y teológica, el 17 de diciembre de 1972 recibió el presbiterado de manos de Mons. Angelelli. Vivió los siguientes dos años en calidad de vicario cooperador, primero en la Parroquia "Cristo del Perdón", en La Reja (Partido de Moreno) y luego en José León Suárez, donde tuvo ocasión de desarrollar una intensa acción pastoral, especialmente con los jóvenes y con los más necesitados. De marzo a julio de 1975, Fr. Carlos de Dios visita Chamical, diócesis de La Rioja, en vistas a establecer allí una comunidad de la Orden de los Frailes Menores Conventuales. Entusiasmado con el dinamismo pastoral diocesano, la estrecha comunión y cooperación de los sacerdotes y religiosas con el obispo, el 27 de febrero de 1976 fue destinado de manera estable al servicio de la Diócesis de La Rioja; el 6 de mayo, Mons. Angelelli lo nombró vicario cooperador de la parroquia "El Salvador" de Chamical. Muy cercano a la gente, en sus homilías denunciaba con fuerza las injusticias perpetradas por quienes detentaban el poder político en aquella época. El domingo 18 de julio, mientras estaba cenando en la casa de las religiosas del Instituto "Hermanas de San José", fue llevado junto al Siervo de Dios Gabriel Longueville por algunas personas que se presentaron como miembros de la Policía; ambos fueron asesinados en la noche de ese mismo día.

Wenceslao Pedernera
Laico y padre de familia, nació en La Calera, departamento de Belgrano, provincia de San Luis, el 28 de septiembre de 1936. Ya desde joven se dedicó al trabajo en el campo y, en 1961, se trasladó a Mendoza para trabajar en la finca Gargantini. En marzo de 1962 se casó, en Rivadavia, con Marta Ramona Cornejo y de esta unión nacieron tres hijas: María Rosa, Susana Beatriz y Estela Marta. Luego de asistir a las novenas predicadas por los Oblatos de María Inmaculada, se convirtió decidida y entusiastamente, participando de misiones populares, semanas bíblicas, comenzando a recibir con asiduidad los sacramentos.
Comprometido en el ámbito de las cooperativas rurales, en 1968 entró a formar parte de la coordinación regional del "Movimiento Rural de la Acción Católica Argentina" en la región de Cuyo. En 1972 conoció a Mons. Angelelli a quien percibió como un pastor comprometido con los pobres y por eso, meses más tarde, se trasladará con su familia a Sañogasta en La Rioja, apoyado concretamente por Mons. Angelelli. En la Argentina de aquella época, este servicio a favor de la cooperación solidaria de los trabajadores, era sospechado y estigmatizado como subversivo, y por este motivo, particularmente después de la llegada de la dictadura militar, Wenceslao padeció varias amenazas juntamente con sus familiares.
En la noche del 24 al 25 de julio de 1976, mientras se encontraba descansado en su casa, fue atacado por un grupo de hombres que lo acribilló delante de su esposa e hijas; gravemente herido, murió horas más tarde en el hospital de Chilecito, no sin antes perdonar a sus asesinos y pedir a su familia que no odiara.
Sin duda alguna que el amor de nuestros mártires por la persona de Jesús, los llevó a identificarse con Él, en todo, también en el servicio. Jesús como modelo de servicio rebalsó el corazón de los mártires en la vivencia de estar siempre atentos a los demás. Como la vida de Jesús, la de nuestros mártires, fue un "vivir-para-otros", en la clave de la solidaridad, la fraternidad y el servicio.

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