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Maximiliano Garaicochea

FILOSO… QUE????

14/01/2020
FILOSO… QUE????

Filosofía…  ¿por qué un espacio para la filosofía? ¿Y eso con qué se come? ¿En un diario, y en 2020? ¿Está de moda? ¿O es un intento delirante de instalar un tema del cual todos hablan pero parece que es cosa "de las grandes ciudades"? 

 

Dice Jacques Derrida que la filosofía es una experiencia de lo imposible, no porque sea algo que no sea posible alcanzar, sino porque cuestiona los límites que delimitan aquello que es posible y aquello que ya no es ni siquiera un aquello, pero cuya imposibilidad define el marco de lo posible y de su necesidad de ir más allá.
Hoy comenzamos una serie de reflexiones que no tienen otro fin y otro sentido que el de correr nuestros límites, darle un giro a lo "normal" y meternos en el mágico mundo de la pregunta sin otro objeto que el de preguntar de puro inquieto. La filosofía es ese querer en estado puro, o como decía Platón, ese amor por el saber y nunca el saber mismo. Quiere seguir queriendo y por eso no tiene que ver ni con la paz, ni con la felicidad, ni con la seguridad. No hay amor seguro. Eso es economía o derecho, pero la filosofía como amor al saber es más amor que saber. O en todo caso es un amor que rompe todo contrato, acuerdo, ley. Todas figuras de un orden que se presenta como natural, normalizando una realidad que por infinita no puede tener centro, ni alambradas conceptuales, ni administración.. Pero la filosofía, lamento decirlo asi de crudo y sin anestesia, no resuelve problemas, los crea. No manifiesta preguntas para encontrar sus respuestas, sino que parte de las respuestas instituidas (aquellas que creemos obvias e indiscutibles) para desmontarlas con su batería de preguntas. En especial con su pregunta predilecta: ¿por qué? La pregunta infantil, la pregunta sin sentido. La pregunta por el por qué del por qué del por qué, y así al infinito para romper de a poco la idea de un orden de lo real, para romper.
Es que las administraciones producen órdenes donde todo encaja con todo para que cada uno acepte su lugar en ese gran rompecabezas que es el cosmos, al que basta hurgar en su origen etimológico para comprender que de "cosmos" deriva cosmético, y por lo tanto el orden universal no es más que un nuevo revoque sobre viejos revoques para tapar lo intapable.
Así, la filosofía se asume un saber inútil, no porque no sirva para nada, sino porque denuncia que todo tenga que servir para algo. Pero sobre todo, que todo tenga que servir para alguien. Y si es un saber inútil es un juego de niños, o de delirantes, o de mentes alteradas. Es una actividad improductiva: ¿A quién se le ocurre analizar lo obvio? ¿Para qué sirve? Y sin embargo con solo desarmar la idea de obviedad encontramos que la palabra "obvio" etimológicamente nos envía a las vías que se me colocan enfrente de modo tan cercano que nos imposibilitan ver que para cualquier camino, siempre hay otros caminos posibles. Obstruidos, deshechos, dejados de lado por inútiles, o lúdicos, o infantiles.
Pero para la filosofía nada es obvio. O al revés; entiende que donde más se presenta el sentido como obvio, más necesario es el cuestionamiento. Hacer filosofía cuando todo se derrumba es fácil. Lo difícil es hacer filosofía cuando todo funciona bien, ya que allí es donde se impone el interés de algunos en nombre de lo normal, de la verdad, de lo sano, de lo productivo, de lo rentable, de lo útil, de lo posible.
Nadie que haga filosofía va a ser entonces feliz, por lo menos en la forma en que se normaliza la idea de felicidad. Nadie que haga filosofía va a alcanzar la tranquilidad, por lo menos en su versión farmacológica. Nadie que haga filosofía va a llegar ningún lugar seguro, por lo menos si se trata de lugares definitivos. Es que no se trata de llegar a algún lado sino de salir. Salir, para seguir saliendo. Bienvenidos a este viaje, que no tiene otro destino que el que ustedes quieran llegar.

El autor: Maximiliano Garaicochea es Nacido en Coronel Pringles, profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad FASTA, docente en todos los niveles educativos, desde primario hasta Universitario.

fuente: www.tiempoargentino.com.ar, 21 de mayo de 2016

 

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