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TESTIMONIO DE VIDA

"Puse mi enfermedad en manos de Dios y El me curó"

10/02/2020
"Puse mi enfermedad en manos de Dios y El me curó"

Expresó la joven de 24 años, a quien le diagnosticaron un cáncer de cuello de útero en marzo del año pasado, y el martes 4 de febrero último, el resultado del estudio realizado por los oncólogos, le dio que el tumor había desaparecido.

 


Se llama Milagros Dolezor, le dicen Milli. Como su nombre, recibió un milagro y quiso contar su historia, no para ser el centro ella, sino para glorificar a Dios y reconocerlo públicamente. Es que para Dios nada es imposible, cuando se acude a Él, con verdadera Fe, humildad y sacrificio. Convirtiéndose, cumpliendo sus mandamientos y amando todos sus preceptos.

"No esperaba que mi comentario sea tan viral, agradezco a la gente por las cosas que me han dicho". Dijo Mili a nuestro medio.

Consultado por el surgimiento de aquella publicación, contó: "Estaba cargando mi celular el dia viernes pasado en el pasillo del Hospital Penna de Bahia Blanca, mientras miraba una foto que le iba a mandar a una amiga antes de entrar al quirófano, sentí la necesidad de compartirlo, y lo hice".

Su enfermedad no era algo muy común en chicas tan jóvenes; "Tengo 24 años, cuando me dieron el diagnóstico tenía 23, en la clínica me decían que era la paciente más joven que había, tengo una nena de 3 años".

Le preguntamos cómo nació todo, y el principio fue confuso para ella: "En el primer diagnóstico no se sabía lo que podía ser, una vez que me cortaron la hemorragia me dieron el alta y me fui a mi casa, después de la biopsia había que esperar los resultados. Cuando me dieron esos resultados, no me decían bien claro lo que pasaba, hasta que escuché la palabra cáncer de útero,, me hablaban de que era algo grave, que iba a tener que hacerme ver en Bahía Blanca".

El panorama, no era alentador: "Los médicos fueron muy directos conmigo, no me podían operar porque había una infiltración y corrían riesgo mis órganos, lo que querían era frenar la enfermedad, achicar el tamaño del tumor, nada más. Yo pensé que hasta ahí había llegado, pero bueno, las cosas cambiaron, confié en Dios, en la gente de la Iglesia Unión Pentecostal y acá estoy, sana".

Esa noticia, llegó a crear en mucha inestabilidad, tanto física como emocional. Muchas noches robó mi paz y me atormentó la idea de no poder criar a mi pequeña hija de tres años".
"No tenía paz. Hasta que después de tropezar y caer en cosas vanas, como una forma de rebelarme, decidí volver a Dios de todo corazón y entregarle la enfermedad, en poner en sus manos para que El hiciera su Voluntad".

Puntualizó luego: "El Señor me acompañó durante todo el proceso del tratamiento. En cada viaje, en cada sesión de radio y quimioterapia. Me ayudó a continuar con mi vida, aún cuando parecía que todo estaba perdido y me derrumbaba. Seguí estudiando, a veces estaba cansada, pero bien, aunque veía a gente con la misma enfermedad y estaba muy mal".

"Antes de iniciar el tratamiento los médicos me dijeron que ellos apuntaban a frenar la enfermedad y tratar de reducir el tamaño del tumor. Nunca mencionaron una extirpación completa, con lo que ello significaba. Y debía esperar seis meses para conocer los resultados del tratamiento".

Hoy, se la nota muy aferrada a Dios, pero a raíz de su enfermedad, tuvo sus malos momentos; "Yo creo en Dios desde los 4 años, pero he tenido mis momentos, me he alejado muchas veces de la iglesia, pero en este proceso siento que me acompañó. En un momento pensé que me iba a morir, mi vida se caía a pedazos, empecé a torcerme un poco del camino correcto, tuve un accidente muy grande, incluso podría haber perdido la vida, pero aún así, siento que Dios estuvo cuidándome, ahí fue donde entendí que tenía que aferrarme a El".

Ante nuestra pregunta sobre cómo habían salido los últimos resultados, Milly, expresó con emoción: "El martes 4 de febrero último, cuando me iban a operar, recibí el resultado de mi resonancia, y la oncóloga, quedó más que sorprendida al ver que el tumor no estaba, había desaparecido. No lo podía creer, ni yo tampoco.
"Y el viernes pasado, me examinó el equipo ginecólogo, quienes también comparaban los estudios realizados el año pasado, con este último, y tampoco lo podían creer los resultados porque no había rastros del tumor".

Y enfatizó: "La Voluntad de Dios, fue curarme. Para Dios no hay nada imposible. Quizás no estés enfermo, pero podés tener un hogar destruido, un corazón vacío y dañado… El todo lo puede hacer nuevo, darte otra vida, si confías en El. Por eso te digo que Dios me sanó. Toda la Gloria y honor para El", concluyó Milly Dolezor, agradeciendo a Dios el milagro realizado en ella. y dejó en breve mensaje para todos aquellos que quizás no tienen ese problema, pero se sienten alejados:"Aceptaba mi enfermedad pero quería pelear, no quería bajar los brazos, a veces no es mucho lo que se puede hacer, pero les aseguro que con una simple oración, las cosas pueden cambiar, y van a ver los resultados".

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