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Filosofía

Cuando la psicología mira a la filosofía

03/03/2020
Cuando la psicología mira a la filosofía

Lo mismo que la filosofía ha mirado hacia la psicología, también se ha dado el caso inverso: que la psicología mire hacia la filosofía y las cuestiones analizadas por esta. No tanto la psiquiatría, que como rama de la medicina estaría más centrada en la visión científica. Psicología, del griego "psique" (alma) y "logos" (estudio), puede entenderse como el estudio del alma, campo al que la filosofía también se ha acercado en mayor o menor medida, de manera que no es de extrañar que ambas disciplinas hayan estado solapadas, a pesar de la división con que son vistas hoy.


El psicólogo y psiquiatra suizo Carl Gustav Jung, en su conferencia ante la conferencia pastoral de Alsacia en 1932, ya se fijaba en los límites que parecía encontrar la disciplina médica a la hora de abordar los múltiples problemas anímicos de los pacientes, al haber evolucionado metodológica y teóricamente como otras ciencias: profesando el causalismo y el materialismo. La medicina -más aún en los tiempos que Jung escribe- no podía más que consignar la existencia de factores anímicos y tratar de buscar una explicación racional para ellos.
Pero no soluciona así el problema a largo plazo, si bien suele ser nuestra primera opción acudir al psiquiatra y hacer uso de medicamentos, pues estos nos liberan, al menos temporalmente, de nuestros problemas. Sin embargo, a largo plazo, la ciencia y la medicina se tropiezan con preguntas, dice Jung, como: ¿De dónde viene la consciencia? ¿Qué es el alma? Y no encuentra respuesta.
Jung se fijó en los problemas que parecía encontrar la medicina a la hora de abordar los múltiples problemas anímicos que sufrimos
Es por esto por lo que Jung mira a la filosofía, y con ella, a la teología y la metafísica, disciplinas que parecen al autor como adecuadas para avanzar en la investigación de los trastornos del alma. Jung ve una correlación entre el aumento de las neurosis y la decadencia de las creencias religiosas y espirituales de Occidente. De hecho, ve en esa espiritualidad la cura para buena parte de los problemas psicológicos de la población.
La mayoría de los pacientes que acuden a las clínicas lo hacen porque son incapaces de darle un sentido a su vida o porque se torturan con problemas para los que no consiguen hallar una respuesta. Dice Jung al respecto: "Llevo 30 años ocupándome de una clientela de muchos países y por mis manos han pasado cientos de pacientes. Entre los que han superado la mitad de su vida (35 años) no había uno solo para el que el verdadero problema no radicara en su postura religiosa. De hecho, en último término, los padecimientos de todos y cada uno de ellos obedecían a que habían perdido lo que toda religión viva ha procurado desde tiempo inmemorial a sus fieles y ninguno se sintió realmente curado hasta haberse recuperado de esa pérdida".
Las religiones han sido a menudo interpretadas como formas tempranas de filosofía. Aportan a sus seguidores una estructura, una visión, una moral. Occidente, de hecho, no puede entenderse sin el peso de la ética cristiana, su base fundamental. En este sentido, puede pensarse que para superar los padecimientos del alma deberíamos dirigirnos al pastor o al sacerdote, pero como explica el autor suizo, estos carecen generalmente de los conocimientos que les facultan para penetrar en el trasfondo anímico de la enfermedad, así como de la autoridad (¿social?) para convencer al paciente de cuál es realmente su problema.
Es esto por lo que Jung usa el término "médicos del alma" para referirse a ese terapeuta que cabalga entre ambas disciplinas. Y no deja de ser llamativo que una de las observaciones de Jung, un siglo después, parezca haberse cumplido: la ola psicológica ha inundado Occidente en proporción al abandono masivo de las creencias espirituales.
También se han aplicado muchas otras ideas, teorías y prácticas filosóficas en el campo de la psicoterapia. En El poder del lenguaje positivo, la psicobióloga y neurocientífica cognitiva Diana Yoldi y el filósofo impulsor de la neurociencia cognitiva Luis Castellanos aportan una serie de observaciones ya vistas por los filósofos de la Antigüedad. Citan en dicho libro un caso para ilustrar nuestra situación actual: la investigación realizada entre el periodista del Washington Post Gene Weingarten y el violinista Joshua Bell, quien se dedicó a tocar como si de un músico callejero se tratara. Bell, que como músico está acostumbrado a tocar ante miles de personas (ganando miles de dólares por minuto por ello), tocó su violín de 3,5 millones de dólares en mitad de una calle de una gran urbe… y ganó 30 dólares. Miles de personas ignoraron al músico y su arte a pesar de su fama y excelencia.
Es un ejemplo del funcionamiento de nuestra mente dispersa y el enfoque que esta sigue hoy día. Vivimos con la vista puesta en decenas de cosas a la vez, con la atención siempre fija en lo que está por vivir, en el futuro. Tenemos estrés, nos aburrimos y parecemos a menudo ausentes, porque ya no vivimos en el ahora. Hemos olvidado el presente, algo que cualquier estoico nos hubiera advertido y enseñado a corregir hace 2.000 años.
Vivimos atendiendo a mil cosas a la vez, con la atención puesta en el futuro, con estrés y a veces aburridos. Ya no vivimos en el ahora. Hemos olvidado el presente, algo que cualquier estoico nos hubiera advertido y enseñado a corregir hace 2.000 años
No es casualidad que las terapias cognitivo-conductuales miren a la filosofía para aplicar algunas de las herramientas que ofrece con el fin de solucionar los problemas de la mente.
Como tampoco lo es el auge de visiones espirituales exóticas (yoga, meditación, mindfulness, etc.) y el uso de las religiones como apoyo en terapias (adicciones, comportamientos antisociales, etc.). Todas son disciplinas que han buscado, y siguen buscando, en mayor o menor medida, lo mismo: lograr que vivamos mejor.

El autor: Maximiliano Garaicochea es Nacido en Coronel Pringles, profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad FASTA, docente en todos los niveles educativos, desde primario hasta Universitario.

fuente: Jung, obras completas. Adolfo Carpio, principios de filosofía. Ariel. 2009

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