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Una historia de familia rural cerca de Estación Stegmann

07/03/2020
Una historia de familia rural cerca de Estación Stegmann

Conocemos la zona de Estación Stegmann, en cercanías de Coronel Pringles, de la mano de una familia rural formada por Consuelo Dornes y Santiago Molina que viven a unos 10 kilómetros de allí

 


El ámbito rural nos trae hermosas semblanzas: amaneceres campestres, el trabajo de la tierra, los sonidos de la naturaleza lejos de la ciudad. En esta entrevista viajamos imaginariamente para conocer la zona de Estación Stegmann, en cercanías de Coronel Pringles, de la mano de una familia rural formada por Consuelo Dornes y Santiago Molina que viven a unos 10 kilómetros de la mencionada estación.

Consuelo Dornes Schechtel es descendiente de alemanes del Volga. A pesar de que muchos inmigrantes se asentaron en Coronel Suárez, sobre todo en la Colonia 3, sus antepasados directos se establecieron en la zona de Coronel Pringles. Allí también nació y vivió ella hasta que se casó y se estableció en el campo, en zona del Cuartel 5, junto a su esposo Santiago. Fiel a sus orígenes, aún trata de mantener algunas tradiciones sobre todo la gastronomía, hacer "la carneada" y la costumbre de reunirse para celebrar en familia.

Cerca de la ciudad de Pringles pero un poco más alejada de Estación Stegmann, ella siente un profundo orgullo al hablar de este punto ferroviario y del antiguo almacén "El Centinela" que estaba enfrente y cuyo propietario fuera su tío, el Sr. Enrique Manconi: "Era un lugar hermoso de ramos generales, que abastecía a las estancias; allí estaba también la escuelita mientras que la estación aún funcionaba y la zona tenía un progreso impresionante. Cuando mis tíos decidieron instalarse en Mar del Plata el negocio fue vendido a otra familia que no lo tuvo mucho tiempo en funcionamiento y así fue abandonado y demolido. Hoy sólo sigue en pie la estación. En la zona rural sí queda gente pero en cuanto a la estación fue dada a una familia para que la cuidara ya que una vez había sido prendida fuego y se trató de evitar que cayera en el vandalismo como muchas otras".

Santiago Molina, por su parte, proviene de una familia de inmigrantes que, como él nos refiere, "Vino del otro lado del charco" en aquella corriente poblacional de origen europeo. Nuestro entrevistado recuerda que su abuelo le contaba que "esos primeros tiempos fueron de mucha pobreza, comiendo casi siempre polenta. La carne la conocieron ya de grandes. Ellos se ponían contentos cuando llegaban los domingos y venían los ochevines, que eran pajaritos, y era la única forma de carne que veían. Pero la lucharon, todos los años arrendaban campos y como decía mi abuelo `salían desparramando clavos´ porque iban de un lado a otro hasta que finalmente alquilaron un campo cerca de Coronel Suárez y todo lo que hicieron, lo hicieron allá. Después compraron chacras en la zona de Coronel Pringles hasta que pudieron comprar un campo en Indio Rico, como quien va de Pringles a Tres Arroyos. Actualmente ahí está mi hermana".
Consuelo y Santiago viven en esta zona con dos de sus cuatro hijas (las menores) en una extensión de cien hectáreas. Todos trabajan codo a codo ya que las chicas, estudiantes de la escuela agropecuaria, ayudan a sus padres en las múltiples labores.

Aquí se respira paz y la tranquilidad. Trabajan de sol a sol. Crían aves, cerdos, lanares y vacunos, hacen algo de siembra de trigo y de pastoreo para los animales, y cultivan algunas verduras para autoabastecimiento y para comercializar el excedente en el pueblo. Además, a partir de esos productos Consuelo elabora conservas y cuando hay excedente de leche también se hacen quesos y otros derivados. En cuanto a servicios, se abastecen de electricidad mediante la instalación de un molino eólico ya que es muy costoso llevar el tendido eléctrico hasta el campo.

Testigos del paso del tiempo, observan el desmantelamiento de los ferrocarriles al estar cerca de las vías del ramal Roca, que van a Bahía Blanca, y del ramal Mitre que viene de Rosario, ambos fuera de servicio y totalmente destruidos. Eran otros los tiempos, cuando el movimiento del tren y las estancias florecientes impulsaban al almacén de ramos generales "El Centinela", "casi un supermercado" en el medio del campo: "En ese momento tenía de todo, incluso en un año Firestone le dio un premio a Manconi por la venta de gomas ya que ese año era el que más había vendido".
Los años transcurrieron, los trenes dejaron de pasar y los cambios sociales trajeron de nuevo las migraciones cuando las estancias se fueron "vaciando" y mucha gente se fue de los campos para buscar otros destinos. Otros, en cambio, siguen apostando a esta vida, como Consuelo y Santiago.
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