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A 44 años del último golpe militar

25/03/2020
A 44 años del último golpe militar

De una forma atípica, el 44° aniversario del 24 de marzo de 1976 nos convoca nuevamente a pensar, reflexionar y rememorar aquello que aún hoy nos duele. El genocidio perpetrado por el golpe cívico-económico - clérigo y militar entre 1976 y 1983 resuena en cada uno de nosotros y nosotras como espectros que no cesan.

En los últimos 20 años, el avance en los juicios por la memoria y los nietos y nietas encontradas nos recuerdan que aquellos hechos son parte de nuestro presente y todavía debemos enfrentar escenas de aquel horror.
Desde hace algún tiempo, y con mucho esfuerzo, pudimos hacer que ese dolor se vaya convirtiendo en energía para reconstruir ese pasado, y para que en el futuro se haga realidad el NUNCA MÁS.
Ese trabajo de reconstrucción de la memoria involucra casi todos ámbitos: los gobiernos, la justicia, las organizaciones de la sociedad civil, los organismos de derechos humanos, la escuela, la familia, los medios de comunicación…
A pesar de la resistencia, aun soportando la justificación de algunos sectores que pretenden encontrarle sentido a los más terribles crímenes que el ser humano conoció en manos del propio Estado, incluso en la negación que persiste e intenta mantener en las sombras lo que es irremediable que encuentre la luz, nuestro país ha sido ejemplo en la lucha por reparar las heridas, y ha juzgado con la ley legítima por delitos de lesa humanidad, a 975 genocidas, a la vez que le devolvió la identidad a 130 bebes, hoy hombres y mujeres, apropiados, un delito sin precedentes.
Estos no son datos menores. Es la prueba fiel de un país que no sólo no esconde su pasado, sino que se hace cargo de él, con el mero objetivo de configurar un futuro digno para las generaciones venideras, incluso frente a gobiernos negacionistas.
Esta es la identidad de nuestro pueblo, que aún lucha por liberarse de las ataduras que ya llevan más de 500 años, y que supieron profundizarse en nuestra Latinoamerica en las últimas décadas del siglo XX, en manos de asesinos que pretendieron vendernos la dignidad.
Nosotros y nosotras somos los garantes de que esta historia no volverá a repetirse. Quienes vivieron y quienes sobrevivieron a aquellos años, tienen la obligación de trabajar la memoria, dejar a un lado los miedos, y dar testimonio de lo ocurrido. Quienes no vivimos aquellos años, pero fuimos testigos de cómo, poco a poco, fuimos saliendo de la invisibilización política, cultural e ideológica, debemos comprometernos a exigir la verdad, que le devuelvan a toda nuestra sociedad la identidad robada con cada uno de los más de 400 nietos que aún faltan, y exigir justicia por las 30mil vidas que arrebataron utilizando las arcas del Estado Nacional, en un penoso plan sistematizado de desaparición forzada de personas.
Y a nuestros hijos e hijas, a los que han nacido en tiempos de restitución de lo público, debemos garantizarles el acceso a la información, al no-olvido, a la memoria colectiva.
Hoy, aprovechando que debemos encontrarnos en nuestros hogares para cuidarnos como comunidad, es un buen momento para tomarnos el tiempo de recordar, de debatir, de aprender. Hoy es el tiempo para que la memoria se nos haga piel y nos lleve a no repetir los errores del pasado, que han dejado heridas en nuestra sociedad que difícilmente podamos cerrar…
Que la memoria se haga verdad y nos lleve a la justicia.
Por los 9 pringlenses desaparecidos y desaparecidas, NUNCA MAS.
Ximena Martel

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