"Uno siente adrenalina cada vez que toca la sirena"

A pocos días de celebrarse el Día Nacional del Bombero Voluntario, hacemos un repaso por algunos de los integrantes del cuartel local. Hoy la historia de Cristian Diodato, quien rescata el sentirse alerta ante cada toque de sirena, y valora el respaldo de la familia.

En el cuerpo de Bomberos Voluntarios pringlense desde hace 21 años, Cristian Diodato extraña la infaltable visita al cuartel de todos los días para compartir un mate con sus compañeros, un estilo de vida que debió modificar por el aislamiento preventivo obligatorio.

"Ahora tenemos permitido ir para una emergencia o completar papeles, sino no podemos acercarnos mucho al cuartel por la cuarentena" menciona este pringlense que en uno de sus trabajos de mantenimiento, allá por 1999, fue invitado a participar y ser parte del cuerpo de Bomberos. Lo presentaron, realizó las academias, e ingresó para no irse más.

"Recuerdo que cuando entré, teníamos academia y aprendíamos cómo trabajar en incendios o accidentes de una determinada manera. Hoy en día hay distintas técnicas, hay que estudiar, formarse, leer, hacer capacitaciones con profesionales" reconoce.

También ha habido un acompañamiento sustancial desde el punto de vista psicológico: "antes quizá no había tanto, pero hoy contamos con apoyo psicológico y herramientas que ayudan al bombero a poder pasar situaciones difíciles".

Al respecto, recuerda que al segundo año de estar en el cuartel, le tocó pasara por una de esas situaciones difíciles, en su caso fue asistir a un brutal accidente con dos fallecidos.
"Eso nunca me lo voy a olvidar, fueron tres noches que no pude dormir. Veía las familias que se encontraban con eso, y los sentimientos no me dejaron dormir".

En el lado opuesto, tuvo satisfacciones como las de salvar una vida: "Fue también en otro accidente, había una familia y un niño, me tocó asistirlo y fue muy bonito poder sacarlo rápido del lugar" señaló.

Por su profesión, electricista, explica que muchas veces le toca dejar trabajos sin terminar ante un toque de sirena: "Si es solo un incendio de terreno, me quedo. Pero si la sirena indica un incendio de vivienda o accidente, me voy, y lamentablemente queda el trabajo sin hacer, te puedo dejar sin luz".

"Uno siente adrenalina cada vez que toca la sirena" destaca Cristian, "suena la aplicación en el teléfono o mensajes de emergencia del cuartel y dejamos de ser nosotros para pasar a ser otra persona, con otros sentidos. Estamos alertas desde que salimos de casa hasta volver al cuartel después de haber realizado el servicio. Eso se siente en cada salida, sea el incidente que sea".

LA IMPORTANCIA DE LA FAMILIA, Y EL LEGADO PARA SU HIJO

"Ser bombero produce muchos sentimientos, todos tienen su forma de vivir, diferente, pero al momento de estar en un servicio somos todos uno y nos entendemos" cuenta.

A su vez, es importante el acompañamiento de la familia, el respaldo a cada uno de los servidores.
"Desde hace 20 años mi señora Andrea me abre el portón, me prepara la ropa. A veces toca la sirena cuando estas durmiendo, si no dejaste la ropa preparada son muchas cosas que tenes que hacer para salir rápidamente de la casa. Y si no contamos con el apoyo de la familia a veces no se logra eso. La verdad que la familia te ayuda un montón. También están presentes al esperarte al regresar de un siniestro, todas esas cosas son muy valoradas".

Su hijo Nicolás, cuando nació, fue directamente del Sanatorio al cuartel. Este año tenía previsto ingresar al cuerpo de Bomberos local, pero la pandemia provocó un pequeño retraso, ya el año que viene la entidad local contará con un nuevo bombero voluntario.

"Mi hijo nació en una casa de bombero y quiere entrar de cadete. Este año habíamos empezado para que se presentara en las academias, pero nos agarró la pandemia así que tendrá que esperar un año más. Él también colabora mucho a la hora de tocar la sirena, se nota que lleva al bombero dentro" finalizó.

ROGELIO GÓMEZ - EL ORDEN