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A un año de la partido del P. Miguel Bonino

Ejemplo de entrega y de preocupación para que la Palabra de Dios llegue a los que más la necesitan

El jueves 29 se cumplió el primer aniversario del fallecimiento del P. Miguel Bonino. Su familia y los claretianos lo recordaron con una oración en su tumba y una misa en su memoria.

31/12/2016
Ejemplo de entrega y de preocupación para que la Palabra de Dios llegue a los que más la necesitan

Hace un año atrás, la noticia del fallecimiento del P. Miguel conmocionó a gran parte de la comunidad de Pringles. Si bien el P. Miguel no residía en nuestra ciudad, anualmente venía a descansar durante el mes de enero. El 30 de diciembre de 2015 se había anunciado que el sacerdote claretiano celebraría una misa en la capilla de Fátima del Barrio Roca, lugar donde pasó sus primeros años de vida. Si bien el Bonino no era pringlense, desde muy pequeño llegó a nuestra ciudad. Sin embargo, el destino fue otro. Y el P. Miguel retorno a la casa del Padre el 29 de diciembre de 2015.

Por tal motivo, sus familiares y la familia Claretiana quisieron rendir un sencillo y humilde homenaje, tal como fue su vida. Es así como ayer viernes 30, en el Cementerio local, se colocó una ofrenda floral y un momento de oración ante su tumba para luego culminar con la santa misa oficiada en su memoria en la capilla de Virgen de Fátima.

El Orden conversó con el P. Mario Gutiérrez, Superior Provincial de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María (Claretianos) quién vino especialmente a Coronel Pringles para el homenaje del P. Miguel. El Provincial Claretiano estuvo acompañado por el P. Francisco San Martín, de la Pquia. Inmaculado Corazón de María de Bahía Blanca.

 

Consultado el P. Gutiérrez qué representa la figura del P. Miguel para los claretianos, dijo: “Primero, un gran hermano. Miguel fue un misionero que supo abrir camino sobre todo en el trabajo nuestro que es el anuncio de la Palabra en los lugares en los que él estuvo, especialmente en la misión de Formosa y en sus últimos años en Rosario”.

“Son lugares que han quedados marcados por su labor, por su talante, por su manera de trabajar, su trabajo forzado por su sentido de Iglesia”, aseguró; “y como me decía un hermano mío, Miguel fue un hombre muy crítico pero también muy fiel a su comunidad y desde ahí supo servir. Su gran preocupación también lo fueron los más sencillos, los más pobres, que los tuvo siempre en su corazón. En ese sentido, para nosotros, Miguel fue un misionero que participó también de la animación de los claretianos en su momento. Fue y es un ejemplo de entrega, de servicio, de trabajo, de preocupación para que la Palabra de Dios llegue a aquellos que más la necesitan”.

Cabe resaltar que el P. Miguel Bonino se caracterizó, también, por la promoción humana y la dignidad de la persona donde “ahí él desplegó el tiempo vital de su  vida”, señaló el Provincial Claretiano; porque “todos tenemos un momento así en nuestra vida, donde se entrega, realmente, sus energías con mayor fuerza. Y ese tiempo, de su mayor vitalidad, de energía, la desarrolló en la misión de Formosa durante largos años”.

Precisamente en Ibarreta (Formosa) es donde el P. Miguel permaneció 30 años y donde puso todo de sí para la construcción del Reino de Dios. Su llegada a esa zona se dio “hacia finales de los 60, principios de los 70, en situaciones de mucha  dificultad de medios, de posibilidades y ahí desplegó un trabajo junto a otros misioneros y misioneras que ha marcado a la comunidad como lo hemos experimentado nosotros porque su preocupación fue la persona integral”, detalló el P. Mario Gutiérrez., para quien Bonino “el anuncio del evangelio siempre lo comprendió, no solo como aquello que entendemos como lo religioso, sino como la dignificación de las personas, la lucha por la justicia, por los pueblos originarios de Formosa. En eso él también tuvo claridad para saber que la Palabra de Dios es una semilla que quiere fecundar la vida de todas las personas”.

Sin dudas la presencia del P. Miguel Bonino en Ibarreta, al frente de la parroquia San Antonio de Padua, dejó una profunda huella en su comunidad ya que tras su fallecimiento se promovió que una calle lleve su nombre a modo de homenaje y recuerdo por la labor pastoral realizada.

Este hecho significativo, y merecido para el P. Miguel, se concretó el pasado 11 de julio oportunidad cuando un barrio recién inaugurado de esa ciudad formoseña se impuso a una calle “Padre Bonino”. La emotiva ceremonia contó con la presencia de familiares del sacerdote claretiano y autoridades locales, coincidiendo también con un nuevo aniversario de Ibarreta, dándole así un mayor realce a la ceremonia.

 

 

     

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