La obesidad, mucho más que una cuestión de peso

Para la Real Academia Española el término "gordofobia" no existe, pero el eco de su estigma resuena en toda la sociedad. "La palabra no está en el diccionario, pero se la usa coloquialmente para hablar de las fobias, los miedos y las incertidumbres que aquejan a la sociedad, y para señalar los cuerpos que no cumplen con el estereotipo de perfección", afirma Nicolás Sorrivas, y agrega: "Cuando la escuché sentí que tenía que hablar de ella".
Sorrivas es el autor y director de Gordofobia, un musical obeso, que se estrenó el miércoles en el Maipo Kabaret. En ese espacio el espectador, un poco como sucedía en el DeLorean de Volver al futuro, viaja a 1996 para encontrarse con la historia de Leo, un joven con sobrepeso (Cristian Centurión, antes intérprete de Despertar de primavera y American Idiot) que está a punto de cumplir treinta años y se encuentra sumergido en una crisis existencial. Leo tiene todo preparado para el festejo, pero nadie acude a la cita, de modo que se debate entre la tentación de devorar lo que cocinó o continuar la dieta en busca de un cuerpo ideal.

Sus kilos de más lo han llevado a apartarse de su familia, sus compañeros de trabajo y su único amor, encerrándose en un círculo vicioso de comida chatarra. No acepta su sobrepeso porque la sociedad se lo impide, imponiendo estándares de belleza que exceden los valores de la salud. "Leo está saludable, y ese dato desnuda el tabú que queremos dejar en evidencia. Es un pibe sano, pero es gordo. El mandato social le dice que no puede serlo", dice Sorrivas.
El musical habla sobre los excesos y las carencias de nuestro tiempo, refleja el miedo al cuerpo propio y al ajeno, y desnuda los temores a encajar en el modelo deseado. Nadie está exento de esos temores, dice el autor, de modo que la obra pone en escena cuerpos distintos. Todos los personajes tienen algo que decir acerca de su figura y todos tienen prejuicios. Ni gordos ni flacos, ni hombres ni mujeres se sienten íntegros cuando comienza la pieza. Algo les falta para sentirse completos y derribar prejuicios les permitirá conectarse consigo mismos y encontrarse con los otros.
La banda sonora está compuesta por canciones de Ricky Martin, Cris Morena, Chayanne, Fey, Azúcar Moreno y Amistades Peligrosas; también la integra Franco Torchia, voz en off del ciclo televisivo Cupido.
"Gordofobia fue el último escalón en mi salud mental", afirma Sorrivas. "Hice dietas, me metí en instituciones para lograrlo, mi cuerpo adelgazó 47 kilos en tres meses y después de esa experiencia quedó destrozado. Lo que más me sirvió en esos días fue conocer las historias de pares que sufrían. Eso me llevó a aceptarme y, en consecuencia, a amarme a mi mismo para después poder amar a alguien más."

Ese proceso catárquico decantó en una pieza que es sobre todo una historia de amor. "La obra empieza en un clima triste, narra la ruptura entre Leo y Maxi como consecuencia de la gordura. Dicen que el amor engorda. En el comienzo de la relación incrementaron su peso juntos a la par, pero la madre de Maxi lo incitó a operarse y eso derivó en el fin del vínculo. Tiempo después, Maxi volverá a buscar a Leo, se reencuentran esa noche de cumpleaños", agrega el autor, que señala que la obra cuestiona el rol de los medios en la construcción social de ese estigma -sobre todo en la televisión- y pone al descubierto las consecuencias que provoca la publicidad de la comida chatarra.
"El mensaje tiene que ver con entendernos a nosotros mismos, con al menos sentir esa noche, después de la función, la impagable libertad de desabrocharnos el cinturón y tragarnos la culpa y los prejuicios antes de comernos una buena porción de pizza", finaliza Sorrivas.
Fuente: La Nación