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Crimen de Federico Margiotta:

Anulan el juicio y ordenan volver a juzgar a los acusados

Jorge Fabrizio y Pedro Martínez deberán afrontar un nuevo proceso. "Es lo que esperábamos, aunque tal vez hubiera sido mejor que los condenaran directamente, porque los fundamentos son irrefutables”, manifestó Héctor Bertoncello, abogado de la familia de Federico Margiotta

10/11/2017
Anulan el juicio y ordenan  volver a juzgar a los acusados

Fotos: Archivo LN

   El Tribunal de Casación resolvió anular el fallo por el que en 2007 los dos imputados por el crimen de Federico Margiotta, ocurrido en Coronel Pringles, habían sido absueltos y ordenó que se realice un nuevo debate.

   Se trata de Jorge Alberto Fabrizio y Pedro Arturo Martínez, quienes, según la resolución, deberán afrontar un nuevo proceso por la muerte del adolescente de 13 años, ocurrida en agosto de 2002.

   “Nosotros seguimos igual, no vamos a asumir la muerte (de 'Nico') hasta que se haga justicia. Nunca escuché que haya ocurrido un crimen como este. A ningún caso lo comparo con el de mi hijo”, dijo Eva Molina, madre del chico, en una nota brindada hace algunos meses a La Nueva.

   “Nos hemos cruzado con Fabrizio. Lo insulté y le dije de todo; él llamó a la policía. Siempre le dije que si él no fue, que venga y me lo diga en la cara. Nunca me miró a la cara, ni siquiera cuando, a pesar que no nos dejaron entrar al juicio, nos cruzábamos en los pasillos (de Tribunales)”, agregó la mujer.

   En el fallo del juicio oral, los magistrados bahienses consideraron que no se había logrado demostrar durante la coautoría responsable de los imputados (estuvieron detenidos 840 días) y criticaron duramente la tarea llevada a cabo por la fiscalía, la que fue calificada de “poco ortodoxa”.

   En la resolución se consideró acreditado que entre 72 y 96 horas antes de la tarde del 28 de agosto de 2002, en un lugar no precisado de Coronel Pringles, el adolescente fue abusado sexualmente y ultimado por asfixia mecánica, mediante sumersión y sofocación.

   Cabe destacar que Fabrizio y Martínez tienen la posibilidad de apelar el fallo de Casación ante la Corte de la provincia de Buenos Aires.

 

Bertoncello: No tenemos dudas de que Fabrizio y Martínez son culpables

Esperanzado aunque también prudente se mostró Héctor Bertoncello, abogado de la familia de Federico Margiotta, luego de conocer la determinación del Tribunal de Casación, que anuló el juicio oral en el que fueron absueltos Jorge Alberto Fabrizio y Pedro Arturo Martínez, procesados por la muerte de este joven de 13 años, ocurrida en agosto de 2002 en Coronel Pringles.

"Es lo que esperábamos, aunque tal vez hubiera sido mejor que los condenaran directamente, porque los fundamentos son irrefutables", manifestó el profesional.

El argumento utilizado para replantear el caso es la "errónea apreciación de la prueba".
"Se tomaron pruebas que no estaban incorporadas al juicio oral, algo que resulta increíble, casi de primer año de la facultad", explicó.

"Nos parecía una locura lo que había sucedido. El Tribunal ahora acreditó los hechos y criticó con dureza la rectificación en las declaraciones de algunas testigos", contó.

Margiotta fue brutalmente asesinado y su familia nunca se quedó quieta para lograr que se haga justicia. Durante la investigación se determinó que el chico fue golpeado, sometido a distintas prácticas sexuales y finalmente murió tras una asfixia mecánica por sumersión y sofocación.

"Esperemos que se sorteen jueces hábiles y que se estipule la nueva fecha del juicio. De todos modos, los argumentos de Casación dan por acreditado el homicidio. Nosotros no tenemos dudas de que Fabrizio y Martínez son culpables", finalizó Bertoncello a la Brujula 24.

 

Long recordó que "no se respetó el testimonio de testigos"
Christian Long, fiscal que intervino en la causa por el macabro crimen de Federico Nicolás Margiotta, ocurrido en agosto de 2002 en Coronel Pringles, analizó en diálogo con la redacción de LA BRÚJULA 24 la decisión del Tribunal de Casación, que anuló el juicio oral en el que fueron absueltos Jorge Alberto Fabrizio y Pedro Arturo Martínez.
"No se respetaron los testimonios que fueron vertidos en la sala de audiencia, rememoró Long, quien admitió sentirse sorprendido "de manera satisfactoria por la resolución de la Cámara", aunque reconoció que "diez años para resolver la cuestión es exagerado. Tengo una satisfacción personal por todo lo que trabajé durante la investigación del caso".
Sobre aquel juicio desarrollado hace diez años, el fiscal consideró: "Uno de los imputados es millonario. Se incorporó prueba cuando ya estaba cerrado el debate con una intervención de un Juzgado de Paz a las siete de la tarde del día antes de los alegatos, de forma irregular, donde se coaccionaron a testigos para que se retracten. Esas declaraciones se mandaron al tribunal vía fax".
"Una de las testigos fue contundente. Hubo careos y una parte fundamental fue cuando le dijo 'yo seré lo que sea pero ví cuando vos le hundiste la cabeza hasta asfixiarlo´", destacó en otro parte del diálogo con este medio.
Por último, si bien entendió que si bien existen posibilidades de que la causa prescriba porque, seguramente, la defensa va a apelar, resaltó: "Me alegro mucho por Eva Margiotta y su marido porque son dos luchadores que tuvieron siempre en claro quienes fueron los autores del crimen de su hijo"

 

Quince años de años de impunidad

El 18 de agosto de 2002 Federico Margiotta, de 13 años, salió de su casa a las 9.00 de la mañana. Era un domingo. A las pocas horas sus padres comenzaron a preocuparse porque no regresaba. Fueron a la comisaría a hacer la denuncia, pero no se la tomaron porque debían transcurrir 48 horas desde la desaparición. La familia comenzó a buscarlo por los lugares que solía frecuentar. Nadie lo había visto.

Paralelamente comenzaron a circular fotos en diarios y comercios alertando sobre su desaparición. La característica de “andariego” de Federico, hacía pensar en principio que se trataba de una travesura de un chico.
Sin embargo, los días transcurrían y las novedades eran cada vez eran más escasas. Hasta que nueve días después, el 27 de agosto, en una tarde fría, lluviosa y de mucha neblina, un llamado anónimo alertó en la comisaría sobre la presencia de “algo raro” al costado de la ruta 85, sobre la banquina. La policía, los bomberos, varios peritos y curiosos llegaron rápidamente al lugar. Eran casi las 20.00.
De cúbito dorsal, con el torso descubierto, un buzo plegado detrás de la cabeza, calzado con zapatillas y cubierto con una lona o bolsa negra estaba el cuerpo de Federico, a un metro de la banquina. La cabeza estaba hacia el lado de la banquina, en dirección Norte. El cuerpo tenía rastros de pintura azul, semillas y signos de violencia. Sobre el césped no habían huellas de vehículos: se presume que los que dejaron el cuerpo allí no bajaron del asfalto, justamente para no dejar marcas del rodado en la tierra mojada por la lluvia. Hubiera sido una prueba importante para determinar qué vehículo tiró el cuerpo allí.
Peritos planimetritos trabajaron en el lugar, vino también la fiscal Claudia Lorenzo y, más tarde, el cuerpo fue llevado a Bahía Blanca para practicarle una autopsia. En el juicio algunos cuestionaron el motivo por el cual esa prueba de autopsia no se hizo en Pringles. “Este es un caso que se inició con una comunicación telefónica que me hizo el médico de Pringles a mi domicilio particular. No me hizo mayores comentarios y le dije que me mandara el cuerpo”, dijo en su declaración en el juicio el Dr. Pedruezza, perito que hizo la autopsia al cuerpo de Federico en Bahía Blanca.

En su examen, el médico desnudó una muerte violenta y se comenzó a conocer el horror: dijo que Federico murió de asfixia por sumersión y que antes de haber sido asesinado sufrió un golpe que hizo un efecto anestésico. También agregó que tenía entre dos o tres lesiones en el rostro que habían sido cometidas en vida. Además presentaba escoriaciones, producto del arrastre del cuerpo muerto. El cuerpo revelaba una muerte de varios días –cuatro o más– y le llamó la atención al médico forense que había una diferencia natural en los mecanismos de putrefacción: las larvas no eran las mismas en un lado y otro del cuerpo. Eso reveló que el cuerpo había estado cubierto varios días, y lo habrían cambiado de posición, estando gran parte del tiempo de costado sobre un hombro o un lateral.
Durante el juicio, la fiscal se empeñó en asegurar que la presión social, producto de la búsqueda incesante por parte de la comunidad, fue lo que hizo que los autores dejaran el cuerpo a las afueras de Pringles. El factor climático era el ideal: llovía, había poco tránsito y el otro acceso a Pringles estaba cortado a raíz de un accidente que había tenido lugar allí. Además –insistieron los referentes del Ministerio Público–, el cuerpo ya empezaba a descomponerse y cada vez se tornaba más difícil ocultarlo.
Hubo un testigo que aseguró ver una camioneta blanca o clarita haciendo una extraña maniobra en la ruta, a la misma altura donde apareció el cuerpo. Dijo que la camioneta circulaba por la ruta 85, giró en U sobre el asfalto y se detuvo por unos segundos en el lugar. Felipe Flores era el testigo que regresaba de pescar y pese a que le llamó la atención la maniobra, no le dio mayor importancia, hasta que escuchó en la radio que allí había aparecido el cuerpo de Federico, ese mismo día.
Según la sentencia de los jueces que llevaron adelante el juicio oral y público, y que absolvieron a los imputados –Pedro Martínez y Jorge Fabricio-, Federico antes de ser asesinado “fue sodomizado”. También dijeron que la muerte se produjo en Pringles. A quince años, no hay ningún condenado.
Hoy Federico Margiotta tendría 28 años.

 

 

 

 

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