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A los recolectores de residuos                                                         

Lo que corresponde

22/03/2020
Lo que corresponde

-¡Es lo que corresponde! -me dijo Lolo Orellano en un “momento específico” de una conversación que mantuve personalmente con él, cuando conmovido me alojé por unos minutos en su cálida, digna y familiar casa.

 

Existe un tiempo que es pura y netamente importante para poder hacer “lo que corresponde”. Cuando se tarda o se procastina la acción que corresponde hacer, es posible o probable que modifiquemos la dirección, el destino o el punto de arribo de los sueños de cualquier ser humano común y corriente. ¿Qué quiero decir con esto? Quiero decir que, si Lolo junto con su familia núcleo no hubiesen sido urgentes y humanos, un sueño personal estaría descompuesto y podrido en la basura.

Lolo desempeña su labor de recolector de residuos en La Planta de Recolección de la Municipalidad de nuestro bonaerense pueblo, además de realizar otros trabajos para conseguir que el sustento logrado alcance a cumplir con el bienestar y educación de sus hijos. El y sus compañeros, pase lo que pase y pese a quien le pese, diariamente son los encargados de retirar, transportar, seleccionar, depurar y reciclar todo lo que los demás ciudadanos descartamos de nuestros hogares “para siempre y de por vida”. Vulgarmente en la jerga popular vociferamos frases como: “¡lo que es basura es de la basura!”, “Eso es basura”, “Es una basura”, “¡Tiralo a la basura!”, etc.; haciendo una connotación negativa de la palabra “basura”, como si en la basura fuera imposible encontrar belleza; y me atrevo a considerar a la belleza como un estado de la mirada ocular conectada vía Bluetooth con el sentir personal de quien la ejecute en ese instante. Escribo y aprendo a mirar.

Detrás de cada elemento que compone nuestra basura, casi de manera invisible, operan y se manifiestan delicadamente innumerables actos de amor.  Por ejemplo: el pañal descartable que es retirado de las caderas de un bebé boca arriba que le va sonriendo a su abuela mientras ella lo higieniza haciendo muecas y ruidos graciosos para que el peladito que mueve sus piernas y brazos le devuelva sin tabúes una risa sin dientes; haciendo que el vínculo que se construye entre ellos se materialice de un modo ancestral. Como siempre ha sido. Y así…; cientos de miles actos de amor que permanecen ocultos en la basura y esperan pacientes ser descubiertos por una mirada valiente y humilde que se atreva a posarse en la basura, aunque sea por unos minutos.

-¡La basura hay que sacarla “cuando y como corresponde”! (antes de que se te pudra adentro). Pero…alguien tiene que retirarla. Es muy fácil para nosotros dejarla en el canasto.

 

Se hace difícil ser claro al momento de tener que explicar y asumir que perdiste algo material cuando aún no has tomado conocimiento de que ese “algo” ya no lo tenés más porque lo perdiste, porque te lo olvidaste, porque lo tiraste a la basura.

¡Quien hace “lo que corresponde cuando corresponde”, también hace que por ejemplo los sueños de alguien, no se pierdan y se pudran en la basura! ¿Quién no; por distraído, negligente y poco atento de sí mismo ha dejado que sus sueños se descompongan en la basura personal?  ¡Esa que nadie te viene a retirar y que nadie te la lleva a reciclar; si no lo haces vos mismo!

 

Estábamos cambiando chapas de un techo que se llovía junto con mi padre, que es con quien trabajo y que aún hoy a su edad me transmite su experiencia y conocimiento de constructor. Entre los ruidos que se desprenden de los golpes de la maza, la chapa, el clavo y también por la incomodidad que representa un trabajo en la altura; en toda la mañana no miré mi teléfono. Al hacerlo pude observar que tenía varias llamadas perdidas de un teléfono desconocido para mí, vi también abiertas algunas burbujas de MSN y mensajes de Whatsapp. Opté por abrir los mensajes de la última aplicación que mencioné y entre ellos,  pude escuchar unos audios que me mandó Caro Azanza, esposa de Lolo, que con una tonalidad de dulzura y apuro a la vez, me decía que yo había perdido dinero, que el dinero lo había encontrado Lolo dentro de una zapatilla rota(muy rota) que mi amigo Rami me las había cedido para que las use en mi trabajo; y también me decía que me dirija de manera urgente a su casa así su familia me devolvía el dinero.

Los mensajes fueron enviados tres horas antes de que yo tomara conocimiento de la pérdida. Es decir, nunca tomé contacto con la sensación de pérdida porque alguien que con “debida diligencia”, según él (Lolo) hizo “lo que corresponde”.

 

 

Por ahí ustedes (quienes lean) se preguntarán: ¿Cómo de algo que está en la calle, que ya no tiene dueño porque… “lo de la basura es de la basura”; ¿cómo alguien que trabaja en la recolección de residuos, percibiendo lo que percibe de su trabajo se digna a llamar a alguien que no pertenece a su círculo intimo de afectos para devolverle un puñado de dólares? Todavía me sigo haciendo esas preguntas. Aun ahora. La única respuesta que tengo de quien corresponde que conteste es la siguiente: ¡Es lo que corresponde! Lolo estiró su mano hacia mí con el total de lo que no era de él. Tenía en su rostro la mirada llena, segura y serena. La mirada de un hombre que sabe lo que está haciendo, sin miramientos.

Quien puede discernir entre que hacer y que no, mirando de frente las propias necesidades, se transforma inmediatamente en un Hombre. Lolo es hombre. De Bien. De Pringles. Que se sepa.

 

Colgado del camión de recolección de basura de nuestro pueblo, con una mirada morocha y llena, hace labor “Un Reparador de Sueños” (como el de la canción del poeta y músico cubano Silvio Rodríguez) que me devolvió la posibilidad de pagar en tiempo y forma (como corresponde) el sueño de tener en mi haber un Movil-Herramienta y la enorme responsabilidad humana de hacer lo que hay que hacer sin mirar a quien.

 

Otra de las preguntas que todavía me hago periódicamente es: ¿Por qué el universo, a través de Lolo, me devuelve un sueño reciclado de mi propia basura? A lo dicho, prefiero hoy pensar que todo esto es para que yo escriba un mensaje que transmita la idea de que gracias a las acciones de las personas como Lolo podamos decir tranquilos: ¡Vivo y asisto en el mundo que quiero habitar!

                      Pd1: Los datos y personajes no son ni un poco exagerados, todo lo contrario.

Pd2: Este suceso ocurrió hace varios meses atrás. Recién ahora estoy aprendiendo que “lo que corresponde”, responde a un tiempo clave de acción.

 

Gracias Lolo Orellano, Caro Azanza y familia.

 

                                                                                                                        Mariano Villanueva

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