Negaron el arresto domiciliario a un condenado a prisión perpetua por un brutal crimen

El Tribunal en lo Criminal N° 3 rechazó el pedido realizado por el defensor de Andrés Pontaut, sentenciado por asesinar a su tía.

El 25 de septiembre del año pasado, los jueces del Tribunal en lo Criminal N° 3 condenaron a prisión prepetua a una pareja acusada de asesinar salvajemente a una jubilada a principios de 2018, en Coronel Pringles.

   Por la muerte de María del Carmen Pontaut, de 80 años, fueron hallados culpables su sobrino Andrés y Marcela Alejandra Suárez.

   En la víspera, los magistrados Eduardo d´Empaire, Daniela Fabiana Castaño y Eugenio Casas decidieron que el hombre continúe cumpliendo la sanción en la Unidad Penal N° 19 de Saavedra, luego de que no hicieran lugar a un pedido de arresto domiciliario presentado por su defensor, quien había reclamado el beneficio en el marco de la pandemia del Coronavirus.

   Los jueces determinaron que Andrés Pontaut recibe en la cárcel el tratamiento adecuado por la hipertensión arterial que sufre y que en el establecimiento se tomaron medidas sanitarias para evitar contagios de COVID-19.

   Explicaron que, de acuerdo a los informes, el procesado "no registra antecedentes patológicos de importancia" y "no padece un problema grave de salud".

   Por otra parte, coincidieron con la postura del fiscal Jorge Viego, quien se opuso a la medida en virtud del peligro procesal existente.

   "Entendemos que están vigentes frente a la pena en expectativa", indicaron.

El caso

   Pontaut y Suárez fueron imputados de homicidio calificado por alevosía, ensañamiento, codicia y criminis causa.

   La víctima, quien se movilizaba en silla de ruedas, fue hallada muerta en su casa, con una puñalada a en el corazón y un corte en el cuello.

   El hecho se produjo el 6 de marzo de 2018, entre las 12.30 y 15.08, en la vivienda de Dorrego al 1.300, y el cuerpo de la mujer fue hallado por el hijo del acusado.

   Viego sostuvo en el debate que los imputados actuaron con la finalidad de apoderarse de dinero y otros elementos, “procurando para sí la impunidad, así como también con el propósito de percibir una futura herencia y finalmente provocarle sufrimiento” a la víctima.

LA NUEVA