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LA REGION

Con temor a los porteños pueblos bonaerenses comienzan a abrirse

26/06/2020
Con temor a los porteños pueblos  bonaerenses comienzan a abrirse

"Vivimos en una burbuja", afirma Javier Graff quien, en medio de la depresión económica, está abriendo una chocolatería en una esquina céntrica de Coronel Suárez, uno de los distritos del sudoeste que comienza a relajar la cuarentena impuesta por el coronavirus.

 


La nueva realidad, sin embargo, es sólo para los habitantes del pueblo, que tienen mucho miedo a los que vienen de afuera. A través de severos controles en la ruta, la policía local tiene una orden estricta: nadie que no tenga permiso municipal de traslado ni domicilio aquí puede ingresar. El coronavirus acecha a esta localidad. Sólo 100 kilómetros la separan de Laprida, el pueblo más cercano con casos positivos (10 confirmados).

"No somos estrictos, somos exageradamente estrictos", afirma Ricardo Moccero, intendente de Coronel Suárez. Está a cargo de todos los controles para asegurar que nadie extraño entre a la localidad. "Sólo están permitidos los que tienen domicilio en Suárez", asegura. "Le hemos negado el ingreso a personas que tienen el permiso nacional", afirma. "Prefiero que me hagan un juicio a que entre el virus al distrito", confirma. "Es muy grande el miedo al que viene del conurbano o la ciudad de Buenos Aires (a 560 kilómetros)", asegura. "No los dejamos entrar, ni al uno ni al otro", sentencia.

Permiso especial
Para entrar a Coronel Suárez a cubrir esta nota LA NACION debió solicitar un pedido especial, que autorizó el propio Intendente. En la entrada por ruta 85, la policía autorizó el ingreso de los periodistas luego de exigirles los permisos de circulación y controlarles la temperatura. En los demás controles internos, la policía local estaba al tanto del itinerario que se debió presentar para poder circular.

Coronel Suárez ya está en la fase 5 de la cuarentena. Se liberó la circulación vehicular, se habilitaron reuniones de niños y adolescentes en grupos de hasta cuatro en casas particulares, se flexibilizaron de actividades recreativas, como salir a correr, andar en bicicleta o caminar. También se extendió el horario de comercio hasta las 20 horas. Los comercios gastronómicos pueden abrir de lunes a viernes de 8 a 24 hs y sábados, domingos y feriados hasta las 1 AM.

Las actividades en espacios cerrados, como gimnasios, salas de ensayo y centros culturales, pueden abrir si presentan un protocolo sanitario.
Dos distritos limítrofes tuvieron casos: Daireaux (1 caso) y Guaminí (1 caso). La región no escapa a la pandemia: Olavarría (a 150 kilómetros) con 129 positivos, Azul (250 km) con 9, y Bahía Blanca (180 km) 86. Los demás distritos que rodean a Coronel Suárez (Tornquist, Saavedra, Adolfo Alsina, Coronel Pringles y Lamadrid), aún no registran casos y también entraron a la anhelada fase 5. Se habla de abrir las fronteras entre ellos. Mientras tanto, los ciudadanos de Suárez y Tornquist pueden circular libremente por ambos distritos.

Preocupación
Los 32.000 suarenses no salen de su distrito desde el 20 de marzo. Aunque se vive una natural calma, las conversaciones en la calle se centran en los nuevos casos de los pueblos cercanos.

El temor al extraño se hace notable, es indisimulable y cruza amistades. Desde que comenzó la cuarentena, familiares y amigos quedaron sin poder regresar y nunca más pudieron verse.

Los contrastes son un denominador común. Al terror por el extraño, convive un espíritu de alegría y mucha camaradería. Con un riguroso protocolo se reabrieron todos los comercios gastronómicos (entre otras flexibilizaciones), lo que permitió que la pulpería de Cura Malal pudiera volver a recibir a sus parroquianos.

"Recuperar la
libertad"
"Fue como recuperar la libertad", confiesa Edesio Da´Dario, de 82 años, en una de las mesas. "Es nuestro único punto de encuentro", comenta. Es la primera pulpería que reabre en la provincia luego de estar cerrada desde el 6 de marzo.
"Reabrir fue una gran felicidad porque es el encuentro con los amigos", resume Mercedes Resch, pulpera de La Tranca, artista plástica, escritora y nacida en Cura Malal. La acompaña Marcelo Morel, quien está a cargo de la cocina. "Tenemos mucha gente mayor en el pueblo y la queremos cuidar, por suerte sólo podemos venir los nativos de Suárez", confiesa. Marcelo traslada hacienda en la zona.
En esta reapertura, dentro de un protocolo que se ideó especialmente para el sector gastronómico, todos los clientes deben ser del mismo distrito, y el salón comedor tener sólo el 30% de su capacidad ocupada. Se debe hacer reserva y tomar turnos separados entre diez y quince minutos entre los comensales para evitar concentración de gente. Aquellos que son convivientes pueden ingresar sin barbijos, los que no, se les exige lo que aquí se denomina "mascarilla comunitaria" (barbijos). Las mesas deben estar separadas dos metros entre sí. No pueden estar en las veredas.

Solo 12 personas
La pulpería podía tener más de 50 personas. En fase 5 sólo pueden ingresar hasta 12.
.Las distintas fases que tuvo la cuarentena provocaron la reinvención. "Lo único que se consume es comida", afirma Javier Graff, dueño de la flamante chocolatería Baum que abre sus puertas en medio de la depresión económica. "Vi la oportunidad y la aproveché", asegura. La crisis inmobiliaria le permitió alquilar un gran local. "Nos va muy bien, estamos pensando en franquiciar", completa.
"Estuvimos cerrados sólo dos días, y comenzamos con el delivery, no nos podemos quejar", asegura Mauro Dewald, propietario del restaurante Artemio Gramajo hoy transformado en almacén y fiambrería. "Enseguida nos adaptamos", resume.
Fuente: La Nación.

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