Hoy: Almacén "El Colono" y EL Indio

Fue un almacén de ramos generales de principio de siglo XX, perteneciente a Ricardo Barasoain. Otro almacén con historia, se denominaba "El Indio", fundado por don Lucas De la Orden. Los dos antiguos comercios recordamos hoy.

Barasoain nació en el año 1885 en un pueblo llamado Villafranca (España). Llegó a Coronel Pringles en 1906. Trabajó como empleado en un comercio y más tarde se instaló en el barrio de la Estación Sud, donde se desempeñó en el almacén "El Guipuzcoano" dentro del hotel de la familia Artola, en Palmiro Milani y 25 de Mayo, un edificio que también se conserva.
En 1921 inauguró El Colono, un comercio de ramos generales que tenía la representación de los productos de YPF, por eso contaba con surtidor de nafta. Barasoain se casó con Francisca Panello en 1921.
Fue una persona con mucha actividad en su comunidad: fue consejero escolar en dos periodos, fue elegido como comisionado escolar en 1926, fue además miembro de la Cooperadora de la Escuela N° 6 y presidió la Asociación Española.
La supervivencia del nombre El Colono trazado clara y contundentemente en relieve de mampostería en la parte superior de la ochava de una esquina del Barrio Roca es una de las marcas más notables aún identificable. El edificio está ubicado en la esquina de Boulevard Uruguay y Avellaneda.
El Orden (1932): Álbum Centenario 1882, 10 de julio 1932, Coronel Pringles, Argentina - Abejdid, Gustavo (2011): El barrio Roca,

EL INDIO

El Indio tiene una historia muy larga, ya que fue fundado por Lucas De La Orden y Cía. en 1904, en calle Rivadavia y Belgrano.
Lucas De La Orden era un español nacido en Otezuelas, provincia de Soria. Llegó al país en 1874. Primero vivió en Pehuajó, después en Trenque Lauquen y en 1894 arribó a Coronel Pringles.

El almacén estuvo en diferentes puntos de la ciudad, Belgrano y Rivadavia, es una de ellos. También contó con una sucursal que se llamó "El Indio Chico" que estaba ubicado en Belgrano y Mitre.
Como en la mayoría de estas grandes tiendas de la época tenían la representación de petroleras como Texaco y kerosene Torre. Además de ventas propias. de un corralón como maderas, cristales, lozas, ferretería, y artículos rurales, entre otros.
En este espacio, años más tarde, funcionó otro supermercado llamado El Sol de González Hnos; luego El Súper de la familia Quetti; una canchita de fútbol 5, y por último el taller de la Escuela Técnica n° 1.
Esta esquina de Rivadavia y Belgrano, como otras ochavas, conserva rastros de sus épocas de esplendor perdido. Aún puede leerse muy claramente el nombre del almacén que dejó de funcionar décadas atrás. El cartel está elaborado como una moldura de mampostería o cemento cuya solidez le permitió permanecer incólume en la parte superior del edificio durante más de cien años.
Vale destacar que la mayoría de los edificios situados en esquinas, con sus puertas planteadas en ochava fueron construidos para alojar comercios. Se trata de construcciones a la vieja escuela, con paredes altas y grandes puertas y ventanas, pisos de madera, sótanos para guardar la mercadería, estanterías o repisas hasta el techo que supieron estar llenas de productos de todo tipo, que en la parte baja tenían -como todavía se puede apreciar en algunos de estos almacenes que sobreviven- cajones con tapas rebatibles para almacenar aquellos alimentos que se vendían sueltos. Estas edificaciones llevaban siempre el nombre del almacén en un espacio destinado a tal fin en la parte superior de la ochava y textos a ambos lados también en una franja establecida para comunicar el contenido del negocio.
En esos años la población aumentó considerablemente, producto de las políticas inmigratorias que impactaron en todo el territorio nacional pero sobre todo en las pampas. El modo de vida incluía el movimiento poblacional que llegaba y se iba acomodando en los distintos lugares, estancias, campos y pueblos.