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Celebración del Nacimiento del Niño Dios

Una Nochebuena y Navidad muy particular en tiempos de pandemia

26/12/2020
Una Nochebuena y Navidad muy particular en tiempos de pandemia

 Decenas de fieles se reunieron en el Templo Parroquial, y en la plaza San Martín, para acudir a las misas acostumbradas en este día, mientras, en algunos casos, seguían las medidas de distanciamiento social y el uso de cubrebocas.

 


"Noche de Paz…. Noche de Amor todo gira en derredor…." Con los acordes del bello villancico, la Banda Ceferino Namuncurá, se sumó en esta fecha tan especial para celebrar la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo. Una Navidad atípica.

En la hermosa y cálida tarde del viernes, el grupo de músico se hizo presenta en la Plaza San Martín, donde ejecutaron villancicos, previo a la Misa de Nochebuena, que minutos después celebró en el citado espacio, el Padre Pedro Fournau.

La Nochebuena, festividad de la tradición judeocristiana, que celebra la víspera del nacimiento de Jesucristo, se vio opacada por las restricciones sanitarias y de movilidad implementadas, debido a la pandemia de Covid-19.
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Una Navidad, donde se limitaron los festejos por las restricciones impuestas, aquí y en todo el mundo, para luchar contra la propagación de la pandemia, cuyos focos de contagios que siguen surgiendo, nos recuerda que, pese a la llegada de las primeras vacunas, la vida no volverá tan rápido a la normalidad, como quisiéramos.


Sin embargo, decenas de fieles, el jueves 24 y viernes 25, se reunieron en el Templo Parroquial y en la Plaza San Martín, para acudir a las misas acostumbradas en este día, mientras, en algunos casos, seguían las medidas de distanciamiento social y el uso de barbijos..
En ese marco, el Padre Pedro, ofició la tradicional misa de Nochebuena, con un grupo de feligreses, rigurosamente separados y muñidos con barbijos, primero en el Templo Parroquial, a las 18 horas, y por último, en la monumental Plaza San Martín, a las 19.30 horas. Buscando juntos un poco de "luz", tras un año de "tinieblas".
No faltó la presencia del Niño Dios, de José y María, representados por un hermoso bebé y una pareja de jóvenes de nuestra ciudad, que lo portaban en sus brazos.

Viernes 25
El Oficio religioso, se repitió en la jornada de ayer viernes, a las 11 horas en el Parroquia Santa Rosa de Lima, y a las 20 horas, en Capilla Virgen del Rosario.

"No tengan miedo, Jesús está aquí"
En su Homilía de Navidad, el Padre Pedro expresó: "Hoy podemos decir, que el hombre tiene hambre de fraternidad, de sentido, hambre de la vida, que pueda ser vivida. Hoy también podemos decir, como nunca, a lo largo de este año, como el Profeta Isaías, hemos mirado al Cielo. Hemos dicho, 'Vení, Señor, te necesitamos'… y el Señor hoy bajó de los Cielos…

"Con la llegada de las vacunas, 300 mil dosis, que vienen desde Rusia, se enciende una luz de esperanza-. Ojalá que esa luz de esperanza que representa la sanación de un flagelo que nos viene castigando al mundo, se reparta como la misma Luz de Belén,(que significa Casa de Pan), ojalá se reparte con los mismos criterios con que Jesús reparte su amor y su pan…".

"Escuché, que hay países que para asegurarse la vacuna han comprado hasta cinco veces, las dosis necesarias, porque lo pueden hacer; otros países, ni siquiera tienen fecha de una primera entrega.
Ese es el gran pecado que tenemos, que es la desigualdad de nuestro mundo. Jesús, no quiere a todos por igual, sea rey o un pastor. La Luz de Belén es para todos. Para Él, no hay vidas de primera o vidas de segunda, Para Jesús, ninguna vida se descarta".
"En este año hemos descubierto que somos frágiles, débiles, que somos limitados, que no es decir no somos nada, somos criaturas de barro, en vasijas de barro que llenamos un tesoro.
Hasta los más importantes, hasta naciones enteras, se han visto tan vulnerables, ante un virus microscópico y ahí nos damos cuenta lo frágiles que somos", expresó el Padre Pedro entre otros reflexiones, poniendo énfasis, que no debemos Temer ningún mal,, porque el Señor está siempre con nosotros.
Al término de la Santa Misa, y luego de la Bendición, pidió un aplauso para Jesús, que con sus manitas extendidas, desde el Altar, enviaba todo su Amor a la comunidad, diciéndonos: 'No tengan miedo. No hay nada imposible para Dios. Su brazo es escudo y coraza para quienes lo convocan con fe (Salmo 90)'.

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