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EDITORIAL

Un virus y la fragilidad del mundo

13/05/2021
Un virus y la fragilidad del mundo

El dramaturgo español Benito Pérez Galdos, decía, no sin cierto lamento, que la desgracia hace a los hombres hermanos. Y es verdad. En una situación vulnerable como la que estamos viviendo, es más fácil conectarse de manera honesta con los demás.

 


La velocidad que impone hoy el mundo - acelerado aún más por la tecnología - hace que vivamos corriendo todo el día y no nos paremos a pensar sobre lo verdaderamente importante en la vida.

La pandemia nos encerró en nuestras casas y nos paró en seco. Nos dio lo que la vida hoy nos hurta: tiempo. Tiempo para pensar y para compartir de verdad con los nuestros, con nuestra familia y nuestros seres más queridos.

Un tiempo que a muchos los ha llevado a revisar el orden de las prioridades que estaba aplicando en su vida y las verdaderas aspiraciones. ¿Quién no ha pensado sobre ello? Otra cosa es que ahora se tenga la valentía para aplicar y mantener en el tiempo los cambios que le dictaron el corazón y la mente.

Se despierta el instinto de ayudar a los demás, no dejarles solos, colaborar… Despierta la conciencia social, para no dejar a los más débiles detrás. Eso es lo que persiguen los gobiernos con ayudas para los colectivos con mayor riesgo de exclusión y para ayudar a las empresas a aguantar. Lo que buscan muchas empresas, enfocándose en ayudar de una forma u otra a la comunidad. Y lo que persiguen las personas que donan su tiempo o su dinero para ayudar a los más débiles. En los últimos meses, los ejemplos han abundado.
El dolor de la pandemia de COVID-19, un acontecimiento que ha marcado definitivamente nuestra época, persistirá mucho después de la remisión del virus. Cuando acabe la crisis inmediata, muchas personas habrán sufrido pérdidas inimaginables.
Un gran número habrá perdido a seres queridos, cantidades ingentes se habrán quedado sin empleo y tal vez sin hogar, y varios cientos de millones habrán experimentado la angustia y la soledad del aislamiento social. Pero también habremos ganado algo: la posibilidad de elegir.
Cuando salgamos de este trauma colectivo, podremos decidir volver a la antigua trayectoria o aprender de la experiencia para tomar decisiones diferentes con vistas al futuro.

Esta crisis ha abierto los ojos a mucha gente sobre la fragilidad de las circunstancias ajenas, destapando las desigualdades que han dejado a tantas personas con necesidad urgente de refugio y asistencia médica. Podemos y debemos continuar protegiendo a estas personas una vez que se haya contenido la pandemia.
Podemos decir no a más medidas de austeridad como las que se han impuesto en muchos países durante la pasada década, y que suelen golpear con especial dureza a las personas más marginadas. Ante las graves consecuencias económicas y sociales de la pandemia, los gobiernos van a tener que hacer las cosas de otra manera

Esta crisis ya ha puesto en evidencia la fragilidad de los sistemas de salud de todo el mundo, incluidos aquellos que se basan principalmente en la capacidad individual para acceder a asistencia médica y pagarla.
Esta pandemia ha demostrado que el individuo sólo está protegido si todo el grupo está protegido.

Dicen que las crisis es lo que más nos permiten avanzar y progresar. Tanto al individuo, como a la sociedad. Lo cierto es que la pandemia ha obligado a muchas empresas y personas a reinventarse echando mano de la mayor de sus creatividades.
La creatividad, está emergiendo con fuerza desde todos los rincones. Una muy buena noticia que nos facilitará el futuro si es verdad eso de que la creatividad no se gasta; cuánta más usas, más tienes.
Lejos de triunfalismos, las cosas, si se normalizan - vacuna mediante-, ... Ya no tendremos la sensación de que estamos todos pasando por lo mismo, ... pero al mismo tiempo se está ya tramando un mundo postpandemia, siendo consciente de todo lo malo que nos ha dejado.
La pandemia también nos ha enseñado que debemos cuidarnos, cuidar nuestra mente y nuestro cuerpo. Alimentarnos de forma sana, hacer ejercicio, dedicarnos tiempo para relajarnos… pero sobre todo, para querernos y para querer a los demás
Nadie se salvará por sí solo, por más medidas de carácter progresista que se implemente.

La rápida propagación del virus Covid-19 y sus mutaciones actuales, está demostrando que nuestro mundo, es más pequeño de lo esperado y está creando la necesidad que la humanidad se mantenga unida a nivel mundial.
Solo así podremos defendernos de esta pandemia… y de otras que pueden venir por la mano del hombre o por manipulación científica, como la que provino de China y afectó al mundo.

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