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HISTORIAS DE VIDA

"Me encanta, aunque no me siento tractorista"

30/11/2021
"Me encanta, aunque no me siento tractorista"

La pringlense Yanina Werdin colabora con las tareas de su pareja, contratista rural, y habitualmente se la puede ver manejando el tractor. No se define como tractorista, es un trabajo mas de los muchos que realiza en el campo.

 


"Conocí a mi pareja actual, él trabaja en el campo y es tractorista de toda la vida. Acompañándolo arriba del tractor, que me gusta, le dije quiero aprender: me fue enseñando, fui probando y me encanta, aunque no me siento tractorista" define Yanina Werdin, en pareja con Sergio Leguizamón -contratista rural- y trabajando también junto al hermano de Sergio, Rafael.

A bordo del Zanello del ´88, la pringlense pasa la rastra, y se anima a usar también la cosechadora desde hace dos años.

 

"El tractor en el que andamos es un Zanello 88-89, articulado, yo de chiquita ya había andado en tractor en el campo de mi abuelo, así que algo de idea tenía. Paso la rastra, lo hago bastante seguido, y también me ha tocado usar la cosechadora" contó.

"Estamos acostumbradas a que determinados trabajos parecieran para los hombres y lo podemos hacer las mujeres. En lo que son las herramientas pesadas a veces se nos complica en ese sentido, porque necesitamos ayuda de otro si se rompe algo. Pero si te pones a pensar, el hombre también necesita ayuda de otros a veces" expresó.

 

De acuerdo a una encuesta realizada por Map of Ag en 2019, las mujeres ocupan solo el 13 % de los puestos profesionales en la producción agropecuaria. Si bien no hay datos de qué porcentaje de mujeres se dedican al manejo de maquinaria agrícola, la cifra probablemente sea mucho menor.

 

Si bien la tarea habitual es pasar la rastra (el hidráulico no anda muy bien y para pasar la sembradora se complica), Yanina colabora en todo con su pareja y su cuñado.
"En la siembra estoy con ellos, para arreglar la sembradora, cambiar discos, cargar, descargar, trabajo con ellos todo el tiempo. El año pasado fuimos a levantar avena y ahí maneje yo la cosechadora, y ahora estamos esperando con la cosechadora nueva para ir a cosechar trigo. Ahí me subo yo también, de mi no zafan" dice, entre risas.

"También trabajo en la manga, ando a caballo, hago tropa, el campo me gusta y estoy pensando ir a vivir ahí cuando pueda" agrega.

 

EN EL MEDIO DE LA NADA Y CON 40º DE TEMPERATURA

"Hemos estado en el campo, en medio de la nada. Uno se levanta temprano y se acuesta tarde porque tenes que aprovechar el día, en tractor podes andar de noche en verano porque está más fresquito, pero los horarios los manejas vos. Si no te gusta no podes hacerlo, es bastante sacrificado" indicó.

 

Le tocó estar en una casilla durante varios días, en verano, con 40º de temperatura.

"No había un solo árbol y 40 grados de calor, no sabes lo que fue, pero divertido igual. Fuimos en casilla con mi pareja y nos turnábamos para pasar la rastra. Tremenda se ponía la casilla, no podía dormir, así que me mojaba la cabeza, me ponía un pañuelo, me llevaba una botella de agua y me subía al tractor. Encima, hacer funcionar el aire acondicionado era una lotería".

"Después nos pasó en invierno -continúa-, que a mitad de camino se largó a llover tres días seguidos. Estuvimos tres días parados porque no se podía transitar, y nos comimos todo lo que llevábamos. Cuando llegamos al lugar de trabajo no teníamos que comer, así que terminamos en un pueblo (Juan E. Barra) comprando víveres".
Yanina realizaba herrería de diseño, y dejó esa actividad por el trabajo rural: "trabajar en el campo te tiene que gustar, es sacrificado. Si hace frio, calor, o cuando se rompe algo tenes que estar igual, no queda otra" finalizó.

ROGELIO GÓMEZ - EL ORDEN

 

 

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