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LA CONFIANZA MATA

La historia de un pequeño productor víctima del engaño y la estafa

Vivió a lo largo de sus 60 años, del fruto del trabajo de sus manos. Decidió dejar de trabajar este año y vender toda su maquinaria agrícola, ante el fallecimiento de su hijo. Siempre existen almas perversas, que se aprovechan de la buena fe de las personas que creen aún en la palabra empeñada. Esta es la triste historia.

02/05/2022
La historia de un pequeño productor víctima del engaño y la estafa

Oscar Colantonio es un pequeño productor y arrendatario rural de la localidad de Juan N. Fernández, partido de Necochea.
Vivió a lo largo de sus 60 años del fruto del trabajo de sus manos. Trabajo rural que llevaba a cabo junto con sus dos hijos que lo ayudaban en las tareas, y de a poco heredaron su cultura del esfuerzo y de ganarse la vida dignamente. Sucedió, que lamentablemente, a principios de este año 2022, Oscar perdió a uno de sus hijos.
El fallecimiento del primogénito fue un antes y un después en la vida de Oscar.

Decidió que iba a dejar de trabajar, vender sus herramientas agrícolas, y dedicarse a disfrutar de sus nietos, de su hijo Alexis, y del tiempo que le queda por delante.
Fue por el mes de febrero que publicó en Facebook, la venta de uno de los tractores que tantas jornadas lo había acompañado a los largo de muchas hectáreas. Dicha publicación lo conectó con un posible comprador.

EL CONTACTO INICIAL
Así conoció a Maidana (llamado así por esta edición para respetar los procedimientos judiciales y las garantías procesales que lo asisten).

Maidana, se presentó en la chacra. Muy entrador el hombre, de acento correntino, de trato amistoso y generador de confianza, comenzó a tratar con Oscar. Le dijo que estaba muy interesado en comprarle el tractor, y cualquier otra herramienta que tuviera a la venta. Oscar, acostumbrado al trato de gente de pueblo, típico vecino de una localidad de 3500 habitantes, comenzó a mostrarle todo lo que quería vender. Fue en ese momento en que Maidana encontró la manera de trazar con Oscar un lazo que no iba a poder deshacerse.

EL TRATO ACORDADO
Oscar decidió venderle la suma de nueve máquinas agrícolas, entre las cuales se iban varios protagonistas de años de trabajo: dos sembradoras de grano grueso, dos tractores Zanello, una fertilizadora, una casilla, un carro, y una amada y una nostálgica cosechadora Bernardin, modelo 78, que tenía más valor sentimental que económico. Por la suma estimada de más de 24 millones de pesos, Oscar recibió cinco cheques que en total llegaban al valor final. Según le dijo el comprador, antes que llegue la fecha de cobro de los cheques, él mismo iba a llevarle el dinero en efectivo, y en ese momento, recuperaría los cheques, que hacían las veces de garantía de pago.

 

Oscar ya había planeado comprarse un departamento, y no había descartado la idea de hacer un viaje, aunque el recuerdo de su hijo perdido recientemente le generaba cierta culpa.

EL MOMENTO CRÍTICO
Durante unas semanas, el contacto con el comprador fue frecuente. Se escribían mensajes diariamente, y hasta se había generado una especie de amistad. Un día se presentó el carretón que se iba a llevar las herramientas. Eran tantas y tan grandes que debieron hacer cuatro viajes. En uno de esos retiros Maidana ofreció pagar el lechón para el asado, como celebración del negocio. Comieron juntos y hasta bebieron su copa de vino.
Pero los días pasaron y el dinero en efectivo no aparecía. Entonces, ya en el mes de Abril, Oscar y su hijo, fueron hasta el banco de la localidad de Nicanor Olivera a presentar el primer cheque que Maidana les había dejado.

LA SORPRESA
Casi fue detenido en esa sucursal del Banco Provincia de Buenos Aires, ya que al presentar dicho cheque, comprobaron que el mismo estaba adulterado, tenía una firma apócrifa (trucha) y le dijeron que los mismos estaban denunciados como robados. En ese momento Oscar cayó en la triste realidad: lo habían estafado. El estado de angustia y desconsuelo no lo hizo bajar los brazos. Ubicando al chofer del carretón que se había llevado las herramientas de la chacra, supo que las mismas habían llegado hasta el paraje de Krabe (partido de Coronel Pringles) donde quedaron estacionados unos cuantos días.

LA BÚSQUEDA
Oscar, su hijo y un sobrino, salieron de viaje hacia Pringles. Llegaron a Krabe y como era de suponerse no hallaron ni rastros de las maquinarias. Siguieron por la ruta 51 hasta llegar a la ciudad.

Por cosas del destino, o por pura casualidad, en un local de ventas de herramientas agrícolas Oscar vio y reconoció su carro y su fertilizadora, expuestos a la venta. Se detuvo a tomar fotografías y datos. Ya fuertemente motivado por el deseo de obtener justicia, ingresó a la localidad, y recorriendo los alrededores comenzó a encontrar de a una, todas sus maquinarias.

PERO LA SITUACIÓNNO TERMINÓ
Las máquinas se hallaban en diferentes puntos de esta ciudad, fácilmente visibles desde la calle, y no escondidas, como suponían que iban a estar. Claro, dichos equipos habían sido comprados por vecinos pringlenses, que también cayeron en las redes del Sr. Maidana. El mismo había traído las máquinas hasta esta localidad y comenzó la tarea de venta de las mismas. Pero, para este trabajo que no podía realizar solo, contó con la ayuda de dos locales, que llamaremos en esta nota Ramón H. y Javier U.

Ambos, hicieron las veces de intermediarios, para que Maidana pueda "colocar" las máquinas a diferentes compradores.

MANOLO
Así entra en esta historia Manolo, un vecino pringlense, que ha trabajado toda su vida en el campo. Pensando en mejorar su equipo de trabajo, y atento al precio aprovechable de las herramientas, puso dinero y hasta una camioneta Toyota para poder adquirir los elementos que iba a utilizar para trabajar. Pero no fue el único, sino que por lo menos cuatro personas más decidieron comprar las "gangas" que Maidana ofrecía deliberadamente por toda la ciudad a través de sus intermediarios locales.

CUANDO SE ENTERÓ
LA POLICÍA
Casi una semana más tarde de todos estos eventos, intervino el personal policial local, que claramente ya tenía poco por hacer. Oscar había perdido sus herramientas de trabajo por un dinero que nunca cobró, y el resto de los pringlenses damnificados habían ofrecido dinero como pago de máquinas, que posteriormente se supo habían sido obtenidas a través de una estafa, (o al menos de un incumplimiento contractual). Obviamente Maidana ya no respondía los mensajes de whatsapp ni las insistentes llamadas de todas sus víctimas, y es probable que esté camino a su Corrientes natal, con varios valores obtenidos de manera ilegal.

COMO TERMINA
LA HISTORIA
Hoy por hoy, cada una de las víctimas de esta historia, se encuentra esperando el veredicto de la justicia interviniente.
Gran desafío le demandará al Fiscal de intervención impartir justicia, y decidir quién será restituido de sus pertenencias, llámese dinero o maquinarias. Por lo pronto son varias las familias, necochenses y pringlenses que están digiriendo este mal trago en manos de personas que no escatiman en artimañas para engañar y estafar.
Por eso, y por ésta bendita idiosincrasia de la gente de pueblo, de buena fe, de lealtad verbal, que considera que la palabra todavía tiene un valor ético y moral, es necesario que sepamos con quién tratamos, y que los engaños y estafas golpean a la puerta diariamente esperando un descuido nuestro para aprovecharse y apoderarse de cualquier cosa que signifique valor económico y/o sentimental.

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