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EDITORIAL

Preocupa el aumento de la violencia contra la mujer

07/02/2019
Preocupa el aumento de la violencia contra la mujer

Es una realidad que no siempre trasciende, que no siempre se denuncia y que casi no aparece en las campañas políticas. Sin embargo, está. La violencia doméstica es el drama de muchas familias, y lo peor es que los casos siguen en aumento, en nuestra ciudad y en todo el mundo.

 

 


El crecimiento veloz de la cantidad de casos de violencia contra la mujer y el menor, que se registra diariamente, plantea una incertidumbre dual.
Cabe preguntarse si el aluvión informativo que alienta a denunciar los casos de violencia doméstica, significó una mayor visibilización de los mismos; o por el contrario, si la preponderancia del mensaje envalentonó a los violentos e incrementó el nivel de agresión en el seno familiar. La segunda posibilidad es, sin dudas, la más temible.

Así, en Pringles son numerosos los casos de violencia contra la mujer que atiende la Comisaría de la Mujer y la Familia, a cargo de la Subcomisario María Orfelia Ponce.
En varias oportunidades, la funcionaria, si bien no puede hablar de estadística, en virtud que se debe respetar la confidencialidad de las personas, y de los casos, generalmente los más riesgosos son los de las personas en verdadero estado de vulnerabilidad, a quienes se las puede ayudar, pero también están las que retiran las denuncias, y vuelven con el victimario.
Pero lo bueno es que hay un sistema informático en el cual van quedando asentadas las causas, de las personas que fue denunciada.

Lo cierto es que la violencia hoy está instalada en todos los ámbitos, como se puede leer en los diarios, en la televisión y en las redes sociales.
Durante siglos el sometimiento brutal que ejerció el hombre sobre la mujer fue aceptado como algo natural, y pese a que los tiempos han comenzado a cambiar en muchos sentidos para bien, esta conducta persiste, se agrava y lo que es peor, son tomadas como ejemplo por los agresores.

El incremento de la violencia está reflejando lo que sucede en la sociedad, cuyos valores esenciales están en crisis desde hace tiempo. Esta se está volviendo cada vez más individualista, consumista, deshumanizada. Pero también, cada vez más desigual, injusta, cercada por las adicciones, especialmente por la droga, que es sinónimo de delito y de violencia.
En ese contexto la agresión contra la mujer y los niños se agrava. Este grave problema social debería ser abordado desde varios ángulos. Por ejemplo, se debería trabajar con el victimario, que es el resultado de un pasado violento, aunque son contados los que aceptan curarse y ser tratados. A veces el remedio es peor que la enfermedad.
Si bien es cierto que la prevención es esencial para combatir este flagelo, mucho más lo es la educación, que es el punto de partida para construir las relaciones humanas.
Si nos enseñan desde chicos a recrear los lazos afectivos, el diálogo como fuente de entendimiento, el amor y respeto por el otro, la solidaridad y desterramos las diversas formas de autoritarismo educativo que aún conservamos, es posible que avancemos hacia una sociedad menos violenta y más sana.
¿Será una utopía? Posiblemente. Es mejor tener la esperanza de un cambio en la conducta humana, a pensar que en el futuro tendremos una sociedad conformada por 'zombis', por muertos vivientes, tan de moda actualmente.

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