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EDITORIAL

Quien muerde la mano que le da de comer, lame la bota que lo patea

06/12/2018
Quien muerde la mano que le da de comer, lame la bota que lo patea

La ingratitud está a la orden del día, y el egoísmo, el orgullo, hacen olvidar que "de bien nacidos es ser agradecidos", nos enseñaron nuestros mayores.

 

 

Hay un refrán que dice "No muerdas a la mano que te dio de comer". Es decir, hay que saber agradecer a quien nos ayudó. Apoyarlo y defenderlo cuando sea necesario. Actuar de otra manera significa una falta grave, una conducta que por lo menos podemos llamar deshonesta y repudiable.
Si alguien nos da su confianza y nos ayuda en momentos difíciles, lo menos que podemos hacer es agradecerle. No debemos morder la mano que nos dio de comer.

Hay mucha gente que no sabe agradecer y que a menudo hacen como los gatos (refiriéndonos al animal felino), que tiene fama de cerrar los ojos cuando le echan comida para no ver quién se la está echando. La gente que practica esa forma de ser a menudo dice cuando le hacen un favor que "esa era su obligación", o "él me hizo el favor porque le dio la gana, yo no lo obligué", porque con esas frases dejan salir su espíritu de malagradecidos y de ingratitud.
Desde muy pequeños aprendimos que "al que a uno le da de comer, nunca su mano debes morder".
Quienes no saben agradecer es por que practican la ingratitud como principio negativo. El ser humano debe tener por norma agradecer hasta a sus enemigos (si es que los tiene), porque les enseñan que de ellos ya no tiene que cuidarse, sino de los amigos.
El ingrato, el malagradecido, olvida con facilidad los favores y ayudas que ha recibido en el pasado.
Todo ello ocurre porque no tenemos cultura del agradecimiento. Lo único que nos interesa es que nos ayuden pero nada más. A los ingratos les da tres pitos que quien le ayudó viva o muera. Ese no es su problema. Tampoco les importa que triunfe o fracase.
Otros son peores todavía, pues no solo no agradecen, sino que le desean lo peor a las personas que le han ayudado alguna vez, porque entienden que la ayuda prestada no fue todo lo suficiente. Otra forma magnífica de dejar salir su ingratitud.

Esta nota va dedicada a Marito Machado, quien está sufriendo la ingratitud, de quienes no supieron ver que con esfuerzo y ayuda de la comunidad, levantó comedores para alimentar a niños, y un Hogar Transitorio "Las Amigas", para quienes no tenía un hogar, el que alquilaba y ese dinero los destinaba a su obra…
Olvidó que lamentablemente, algunos seres humanos, sea por el motivo que fuere, sienten que la vida los ha castigado, marginado, cerrando su corazón de tal manera, que solo habitan en él, la ingratitud, la indiferencia, no teniendo noción del daño que causan.
A estas malas experiencias hay que tomarlas como tales. Cerrar ese capítulo y empezar de nuevo, porque siempre…. Siempre… lo que está por venir será mucho mejor. Solo hay que continuar con los objetivos propuestos, y no dejar que las malas acciones de los demás detengan nuestros proyectos, paralicen nuestros sueños y buenas acciones en pos de los demás. ¡Hay que seguir adelante!
No olvidemos ese famoso refrán que reza: "La gente que muerde la mano de quien lo ayudó, generalmente lame las botas de quien le patea el trasero". Cuando al malagradecido se le olvida quién lo ayudo, la miseria le refresca la memoria.
EL ORDEN

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