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HISTORIAS DE VIDA

Beatriz Bocca: "Soy muy defensora de las escuelas rurales"

La frase pertenece a Beatriz Bocca, ex docente rural, y lo manifestó en el acto por los 100 de la Escuela Nº 13 Estación Reserva.

01/10/2022
Beatriz Bocca: "Soy muy  defensora de las escuelas rurales"

El pasado martes 27 de septiembre, la Escuela Primaria Nº 13 "Constancio Vigil" de Estación Reserva arribó a los 100 años, sin dudas un hecho de suma importancia y trascendencia para la educación, no solamente del Distrito de Coronel Pringles, sino también en el ámbito bonaerense teniendo en cuenta que en las zonas rurales ya no viven la cantidad de familias que lo hacían décadas atrás.

Sin dudas muchos han sido (y son) los desafíos por los que atravesó esta escuela -como tantas otras- al igual que sus maestras que en los primeros años de la escuela enfrentaron situaciones como no contar con luz eléctrica o una ruta pavimentada, sin medios de comunicación como los de ahora, en fin, la lista puede ser extensa.
Y en este ámbito Beatriz Bocca hizo sus primeras armas en la docencia. Escuchar sus palabras, sus recuerdos cargados de emoción en el centenario de la Escuela Nº 13, inspiró esta nota.

Maestra a los 18 años.
"Yo me recibí en 1960 en el María Auxiliadora de Bahía Blanca. En ese momento en Pringles no había Normal, entonces me tuve que ir a María Auxiliadora para hacer 4º año. Cuando tenía que hacer 5º acá pusieron el Normal, pero yo no me vine. Hice el 5º allá y me recibí", nos contó Beatriz para agregar que "al año siguiente, en el 61, con 18 años, el primero de marzo empecé a trabajar en la escuela de Reserva.

Fue mi primer trabajo, mis primeros alumnos Yo tenía los niveles inferiores: primero inferior, superior y segundo, y verlos ahora, hombres y mujeres de bien, realmente me halaga, me emociona", aseguró.
En aquellos años las maestras vivían en la escuela. "Íbamos los lunes a la mañana y regresábamos los viernes. Vivía en la escuela junto con mi compañera, María Cecilia Sáez, que ya no está con nosotros, y estábamos toda la semana".

Llegar a la escuela.
"Generalmente Raúl Leoz nos llevaba", continuó recordando Beatriz. Él vivía en el campo con sus padres, era jovencito, y los fines de semana se venía a Pringles. Y los lunes a la mañana tenía que volver, entonces nos llevaba".
El regreso no era tan fácil como la ida, "los viernes nos veníamos con cualquiera. Hacíamos dedo y si no conseguíamos quien nos traiga, nos tomábamos el tren pero pasaba muy tarde", contó Beatriz.
"Al principio fue medio difícil acostumbrarse a todo -recuerda- porque era primer trabajo, escuela nueva, primeros alumnos, preparar las tareas, que si bien la directora te ayuda, había que prepararlas", continuó relatando.

Aunque la escuela está a un poco más de 20 km, por aquellos años "el camino era malo, la Ruta 51 no existía, había que ir por el camino de tierra que costea las vías del tren. No teníamos auto ninguna de las dos".
En una oportunidad, Leoz no pudo llevarlas y había mucho barro en el camino y había que llegar a la escuela como sea, los alumnos no podían no tener clase. "Entonces nos fuimos a la estación (Roca) y hablamos con el jefe para ver si nos podía llevar en la zorra. Y nos fuimos en la zorra", recuerda entre risas Beatriz.

Beatriz se adaptó pronto a esa vida de maestra rural. "Yo me acostumbré en seguida. La comunidad, en el campo es muy distinta a la comunidad urbana. Los padres llevaban a los chicos y se quedaban a charlar. Y si precisabas algo te lo solucionaban. Si venían a Pringles y necesitabas algo, un trámite, lo hacían. Siempre contábamos con los padres de los chicos. Como mi primera experiencia de docente la viví muy bien. Soy muy defensora de las escuelas rurales, he trabajado mucho en escuelas rurales, muchos años seguidos. Es lo que a uno le queda en el corazón".

Sus alumnos.
Si bien Beatriz estuvo solo un año en la Escuela Nº 13, porque fue una suplencia, ese lapso de tiempo fue suficiente para dejar marcada una huella imborrable en su vida, en su corazón y en su ser docente.

El tiempo ha pasado pero recuerda a sus 12 alumnos, muchos de ellos estuvieron presentes en el acto del día martes; y a algunos escuchamos decirles señorita Beatríz. "Yo recuerdo a mis doce alumnos", dice Beatriz. "En 2º grado tenía a Amancay Ardura, Elvira Leoz, Maritza Prezzoli, que falleció, tuvo un mal fin; y José Mariñas, que también falleció. En 1º superior tenía a Fernando Riat, Mario Leoz, Juan Suppes que también falleció; y Anahí Ardura; y en 1º inferior tenía a otro Suppes, Néstor Herrera y Villafañe, dos hermanos que uno falleció".
Después de ese año en la escuela, 1961, Beatriz no regresó hasta el pasado 27 de septiembre, cuando la EP Nº 13 cumplió 100 años. A nuestra pregunta de qué sintió regresar después de tantos años, expresó que "en el momento no me di tanto cuenta porque entre la gente, los saludos, los encuentros, el acto, me fue llevando. Yo sabía que tenía que hablar porque era la maestra más antigua. Del 61 para atrás no había ninguna ex docente.

La única que nosotros conocíamos era Norma Viejo pero vive en Buenos Aires y es una persona muy mayor (Norma fue Directora de la escuela); pero cuando llegué a mi casa tenía una cosa como que me desbordaba y eran todas las emociones que había vivido y no las había podido manifestar.

Y me quedó algo en el pecho, esa alegría, esa satisfacción. Cuando llegaron mis ex alumnos no lo podía creer. Verlos ahora, hombres y mujeres de bien, realmente me halaga". Con algunos de ellos Beatriz tenía contactos, pero verlos a todos nuevamente, sin dudas es algo que llena el corazón.

Una anécdota
poco conocida.
La Escuela Primaria Nº 13 lleva el nombre de Constancio Vigil, un empresario, periodista y escritor uruguayo de literatura infantil con notable desarrollo en nuestro país. A lo largo de su carrera como escritor, escribió más de cien libros infantiles y creador de Editorial Atlántida.
Cerrando la amena charla con Beatriz nos contó que el año que ella estuvo en la escuela "fue cuando se le impuso el nombre de Constancio C. Vigil, 24 de septiembre de 1961, no recuerdo por qué se eligió ese nombre".

Para tan significativo momento, la Editorial Atlántida (que publicaba la revista Billiken, El Gráfico, entre otras) envió a "un señor de apellido Santórsola que trajo un montón de libros y materiales para la escuela, en reconocimiento a que se puso el nombre de Constancio Vigil a la escuela. Y mi hija Daniela (Pelegrinelli) tiene un recorte de la revista Billiken, ella coleccionaba esta revista y cuando encontraba algún Billiken lo compraba, y en esas compras encontró uno del año 1961 con un artículo sobre la imposición del nombre de la escuela".
Para finalizar Beatriz nos comentó que ella estuvo presente en la fiesta que se hizo en el Fortín cuando la escuela cumplió 75, pero "lo que se hizo en el campo fue maravilloso".

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