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SOCIEDAD

Un Llamado a la Empatía: Reflexiones de una Madre sobre la Inclusión y el Autismo

Entre las sombras del aislamiento y la luz de la inclusión: Una madre comparte su conmovedora experiencia con su hijo que tiene la condición de espectro autista y la importancia de enseñar empatía a nuestros hijos

16/11/2023
Un Llamado a la Empatía: Reflexiones de una Madre sobre la Inclusión y el Autismo

Llamado a la reflexión… (espero puedan leerlo hasta el final). Me sucedió hoy. Hay que estar fuerte y saber cómo responder, pero por dentro créanme que duele. Pienso que nosotros como papás somos totalmente responsables del accionar de nuestros hijos, nuestros “hijos neurotípicos” (para llamarlos de alguna manera).

Dejé a mi nene mayor en una cena con sus compañeros de escuela y sus docentes, volvía con Agus a casa, él en silencio y en un momento un profundo suspiro; le pregunto qué le sucede, y me responde: - ¿algún día me invitarán a una cena mis compañeros? Y al mismo tiempo se responde él mismo… -bueno lo veo casi imposible, ellos se invitan ellos, hasta creo que hubo cumpleaños y no me invitaron.

Y seguidamente me dice, como tantas veces: - ¡me ignoran! En ese momento con un nudo en la garganta, yo venía manejando y él en el asiento de atrás trato de decirle que probablemente había escuchado mal, que no hubo cumpleaños, y si los hubo probablemente no los habían festejado, que no piense que no lo invitaron… Un silencio, y luego me dice: bueno ma, ahora juego en los recreos, desde que está Tamara (hace un par de meses, su acompañante), pero juegan a la mancha y muchas veces pasan por al lado y ni me registran (así con esas palabras, porque se expresa muy bien).

Y continúa diciendo: - también tengo con quien hablar ahora (nuevamente refiriéndose a su acompañante). Esto fue en tono de auto consuelo, lamentablemente. Recuerdo también el día que teníamos que ir a probar su futura campera de egresados, y cuando debíamos decir el nombre que quería estampar, también me dijo lo mismo: “el ignorado”.

Escucharlo ahora poder expresarse, decir lo que le sucede y siente por un lado es bueno, lo puede decir, pero créanme que como madre “duele y mucho”. Pienso todo el tiempo que ha transcurrido así, tantos años, tratando de entender el motivo de sus estados, de sus miradas, sus silencios… Soy consciente que Agus es especial, pero es transparente, sentimental, observador, dice lo que piensa, muchas veces puede no gustar una apreciación, puede incomodar; por su condición quizás alguna vez tampoco estuvo bien que diga lo que piensa en voz alta, pero les puedo asegurar que nada más sinceras y reales son sus palabras y cuando las dice no tienen intención de lastimar a nadie, su condición hace que sea así.

También admito que trabajamos mucho para que pueda ir superando los desafíos sociales, reconocemos que son una barrera importante, pero ¡que hemos avanzado y mucho! Pero, ¿qué hay del otro lado? Vacío, falta de tiempo para poder hablar con nuestros hijos acerca de la inclusión, la verdadera inclusión, no hacer saber que el otro es diferente o el “pobrecito” y ya está, sino enseñar hacer amigables con las diferencias, a tener empatía, palabra tan usada pero tan difícil de ser aplicada. Ojalá quien lea esto, se tome un tiempito para hablar con sus hijos, nietos, familiares “neurotípicos” de estas situaciones, y lo mucho que pueden cambiar la vida del otro con un simple saludo, un gesto amigable, el verdadero significado de la inclusión en la vida cotidiana. Y vuelvo a la frase con la que comencé: el accionar de los chicos es responsabilidad de los padres.

Celeste Laplace

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