Condenado por la obra social IOMA

Carlucho Villar, un ciudadano de Coronel Pringles, ha decidido alzar su voz contra la ineficiencia de las obras sociales en Argentina. En una emotiva carta escrita en sus redes sociales , Carlos describe cómo su vida ha sido transformada en una odisea de burocracia y desamparo. Su relato refleja el dolor y la frustración de miles de argentinos que dependen de sus obras sociales para recibir atención médica adecuada.

Desde hace más de tres meses, Carlucho enfrenta serios problemas con el aparato subcutáneo de alta tecnología que le suministra los medicamentos necesarios para llevar una vida digna. Este dispositivo, vital para su bienestar, dejó de funcionar correctamente y, para su sorpresa, el hospital FLENI, responsable de su mantenimiento, decidió unilateralmente quitarle la prestación de recarga, dejándolo a la deriva y sin respuestas por parte de IOMA.

Carlos se encuentra atrapado en un ciclo interminable de visitas a guardias, recetas médicas, historias clínicas, abogados y trámites burocráticos, todo mientras su salud se deteriora. "Los pacientes no podemos esperar", clama en su carta, recordando que la demora en la atención médica puede tener consecuencias fatales.

A pesar de la adversidad, Carlos agradece el apoyo incondicional de su madre, tías, amigos y las enfermeras Laura, Gladis y Valerie. Sin embargo, su lucha diaria pone en evidencia la urgente necesidad de reformas en el sistema de obras sociales en Argentina, para que estas realmente cumplan con su cometido de cuidar la salud de los ciudadanos.

Conclusión: La historia de Carlos es un llamado a la acción para autoridades y obras sociales, recordando que la salud no puede esperar y que es necesario un compromiso real y efectivo con los pacientes.