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compromiso social

Angeles sin Alas, un lugar donde Dios metió la mano

Ubicado en Boulevard 40 y calle 23, esta ONG dedicada a realizar actividades de equinoterapia y equitación, encierra todo un compromiso social y de cercanía hacia el prójimo. Pablo Barzola, su mentor, nos cuenta cómo nació.

20/12/2017
Angeles sin Alas, un lugar donde Dios metió la mano

A pocos minutos del casco urbano, y sobre el renovado Boulevard 40, se encuentra Ángeles sin Alas, institución que con sus actividades busca mejorar la calidad de vida de quienes allí se acercan.
"Todo comenzó hace casi 11 años. Yo estaba trabajando en el campo y había comenzado hace dos años en la Rural con equinoterapia y por diferencias que tuve con los directivos, con el manejo de la Rural que no concordaban con lo que yo quiero hacer me fui de la Rural", así comenzó relatando Pablo Barzola el origen de Ángeles sin Alas.
"Ese verano anduve buscando lugar y lo puse más que nada en las manos de Dios, y esto mi familia lo sabe muy bien", asegura. A Pablo le gusta mucho el trabajo que hace con los caballos y con las personas, "pero no es lo único que me gusta porque a mí me gusta trabajar en el campo, por eso lo puse en las manos de Dios, si se daba bien y sino a trabajar en el campo. Si se da que se de en este verano", le dijo a su mamá hace más casi 11 años.
Nos contó que no fue fácil encontrar un espacio para ese proyecto. "Al principio no conseguíamos lugar, sin embargo llegando la fecha límite conseguimos esta quinta que en ese momento no estaba muy aprovechable ya que estaba cubierta por un monte de álamos. No se podía ni andar, pero teníamos un lugar", y eso era lo importante. Y agregó: "todo se fue dando, aunque muy sobre la hora pero era una señal que marcaba que había que hacerlo".

Lo limpio y lo
transparente.
A nuestra pregunta de que buscaba con Ángeles sin Alas luego de la salida de Rural, dijo que "apunta a lo limpio y transparente que es como me gusta a mí que sea este trabajo en el cual estás con personas, y más que nada en lo delicado de trabajar con personas especiales y en este caso con los abuelos; de respetar mucho a las personas y a la transparencia con la que se hacen las cosas. Por eso salí de la Rural, hubo cosas que no eran tan transparentes como a mí me hubiera gustado que sean. Plantee esa situación y se los comuniqué, no es que me fui sin decírselo, y me quedé hasta fin de año ya que a mitad de año hice este planteamiento", dijo Pablo.
Cabe destacar que este año los abuelos del Hogar El Remanso comenzaron con equinoterapia, una actividad que ha sido muy satisfactoria para los abuelos y valorada por la institución.
Pero no solo los abuelos del Remanso acuden a Ángeles sin Alas, también lo hacen "gente grande, chicos, nenes muy chiquitos que no tienen ninguna discapacidad, hasta chicos con capacidades muy severas que precisan muchísima ayuda", comenta Pablo, este gaucho de corazón grande como su estatura.
La equinoterapia es una terapia física y mental complementaria, cuyo elemento central es el caballo. Este animal es usado para ayudar a personas discapacitadas a mejorar su calidad de vida. Sobre este punto, Pablo señala que "yo no puedo notar los cambios en los chicos porque comparto una hora, pero sí los papás me manifiestan o los familiares muchísimos, muchísimos cambios en lo que es autoestima, motricidad, seguridad, en un montón de situaciones".

Como se solventa
el lugar.
"Mi idea fue siempre que las personas con discapacidad, o los abuelos o los que estuvieran complicados para pagar una cuota -más allá de que la cuota es lo más baja que se puede, es casi ridícula-, siempre traté de que los que no tienen ninguna discapacidad y tienen la posibilidad de pagar, subsanen a los que no lo tienen. En un principio con los abuelos era así, pero después la comisión de la Cooperadora decidió que querían aportar algo. Pero tratamos de que el dinero no sea una complicación. Desde el principio era una de las cosas a lo que apuntaba cuando hable de la transparencia", dijo Pablo Barzola.
Un dato importante es que esta ONG no recibe ninguna ayuda económica del estado "yo lo sentí como un mandato para mí y no quiero que eso cambie y tampoco quiero que se lleve a mal pensar o confundirse. Acá Dios metió la mano en esto, y en la familia sabemos que es así", finalizó Pablo.
Enero y febrero Ángeles sin Alas tomará un descanso para abrir nuevamente sus tranqueras en marzo, y con ellas las puertas de la entrega, de la solidaridad, del amor al prójimo y de la confianza en Dios.

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