La construcción del Matadero

Diez años antes de que "el arquitecto de las pampas" sembrase las antiguas tierras de la campaña con sus monumentalidades de "piedra líquida" (como se llamaba al hormigón), en Coronel Pringles dos vecinos, uno doctor y el otro comerciante, presentaban sus planos en el entonces Concejo Deliberante de la Casa Municipal (actual Casa de Cultura), proyectando la construcción del Matadero Municipal.

En la Primera Sesión Ordinaria del 15 de enero de 1926, siendo el Presidente de la misma Alfredo B. Villar, Secretario Miguel F. Barberio y Vocal Guillermo Espil hijo, se invita al Dr. César H. Mammini, quien entonces era el Veterinario Municipal, a que concurra al recinto para dar explicaciones sobre el croquis que supo presentar y, aprovechando la presencia de Juan Marie Lafaille, quien presentó entonces un plano, se ponen a consideración ambos proyectos, siendo elegido aquel de Mammini pero con detalles sacados del plano de Lafaille. El presupuesto para este primer proyecto fue de $77.701,45 cts. m/n.
Si bien las condiciones estaban dadas para llevar a cabo esta construcción entonces, la burocracia primero y la crisis económica del ´29 después, hicieron que pasara toda una década para que tal proyecto llegase a su fin.
Mientras se tomaban estas decisiones en el pueblo, un joven Salamone ha logrado hacer sus primeras obras en diferentes localidades cordobesas y desistido de entrar a las arenas políticas luego de perder como candidato a senador provincial representando al Partido Radical, posee una reputación bien ganada en su área, pero malas relaciones con la Sociedad Central de Arquitectos porteña de la que es miembro; esa mala relación hizo que Salamone decidiera volver a Buenos Aires. Al volver, un golpe de suerte lo pone frente a un caudillo nacionalista devenido en gobernador de la provincia y, juntos, llevaran a cabo el ambicioso plan de edificaciones en 110 municipios provinciales en el sudoeste.

En 1936, durante el gobierno de Fresco, la comuna de Coronel Pringles se acoge a los beneficios que la ley 4017 ("Bonos de Obras Públicas Municipales") otorga y contrata un empréstito por $500.000 m/n para la construcción del edificio municipal ($220.000), del Hospital ($100.000), del matadero ($150.000) y del horno crematorio ($30.000), más intereses y costas, llegando así a su fin aquella idea primera de un Matadero Municipal proyectado por César Mammini.
En la Séptima Sesión Extraordinaria de diciembre 22 de 1936, siendo presidente de la misma Martín Carri, se entregan de mano del entonces Intendente Municipal José Américo Barberio (quien se presenta en el recinto para eso expresamente) los legajos conteniendo los requisitos necesarios para el llamado a licitación para ser o no aprobados. Se aprueban los mismos quedando así Salamone a cargo de la proyección de obras. Luego, en otra sesión, se tratará la licitación de las empresas constructoras que llevarán adelante las mismas y la puja se da entre la firma "Palledo Hnos. & Cía.", quien pasa presupuesto por $837.000 m/n y la empresa "Sumbre & Cía.", conjuntamente con la casa "Hijos de Luis Constantini" (todos de Capital Federal), quienes pasan presupuesto por $739.800 m/n. Y son estos últimos quienes ganan la licitación. Para entonces se pensaba en ampliar el empréstito anterior pidiendo $100.000 m/n., más.
Bajo el lema "Lo que Fresco propone lo construye Salamone", el gobernador Fresco y Francisco Salamone pasarían a la historia por transformar humildes asentamientos, nacidos de fortines defensivos a finales del siglo pasado, en obras admirables de Art Decó.
Durante 40 meses el arquitecto siciliano sembró el sudoeste de la provincia de Buenos Aires con palacios municipales, cementerios y mataderos. En 2001, estas obras fueron declaradas por el Senado y la Cámara de Diputados de la Provincia "Patrimonio Cultural de la Provincia de Buenos Aires", y muchas también fueron declaradas por el Estado en el año 2014 "Monumentos Históricos Nacionales" y "Bienes de Interés Histórico y Artístico Nacionales".
La obra de Salamone se asocia (entre muchas otras asociaciones) simbólicamente al juego, 17 fueron los mataderos que Salamone construyó, y el 17 en el juego significa justamente la desgracia.

Cristina A. Bottini-Profesora de Historia-Investigación Histórica Pringles