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ECONOMIA REGIONAL

El resurgir de las bodegas bonaerenses

27/02/2020
El resurgir de las bodegas bonaerenses

La provincia cuenta con una multiplicidad de climas y suelos muy aptos para la vitivinicultura, ya cuenta con casi con casi una docena de bodegas en funcionamiento y una veintena de proyectos en desarrollo, Buenos Aires parece despertar luego de un letargo de casi un siglo.

 


Fue a principios de 1900 que Buenos Aires llegó a ser una provincia productora con 2 polos vitivinícolas bien distantes. Tanto como el mapa bonaerense lo hacía posible. San Nicolás al noroeste y Carmen de Patagones al sudeste supieron de viñedos y bodegas que elaboraban vinos de calidad consumidos preferentemente en el gran centro urbano de Buenos Aires. La cercanía a los grandes centros de consumo fue y es una fortaleza que el vino bonaerense debe aprovechar.
En los últimos años, el vino parece replicarse en distintos lugares de nuestro país, lejos de la cordillera y cerca del mar. En chapadmalal, la bodega Costa&Pampa by Trapiche Argentina ha logrado vinos delgados, aromáticos y elegantes de la mano de su master enólogo Daniel Pi. Hacia el sur, en el pueblo de Médanos (partido de Gral Villarino) -cerca de Bahía Blanca- Daniel Di Nucci fue pionero y plantó 25 hectáreas de viñedos. Por el año 2000, construyó una atractiva bodega de escala boutique logrando vinos de calidad bajo su marca Terrasavia. La bodega conocida como "Al Este bodegas y viñedos", se destaca especialmente por sus vinos de corte de Malbec y Tannat y un blanco de chardonnay, terso, filoso y aromático.
Viajando desde el mar hacia las sierras, nos encontramos con Bodega Saldungaray, bodega, viñedos y restaurante todo comandado por la familia Parra, que con gran esmero y esfuerzo pionero, sacan vinos al mercado bajo la marca Ventania. Campo adentro, en Coronel Pringles, encontramos a MYL colores. Una champagñeras que produce unas 5.000 botellas de espumosos utilizando el método tradicional con las variedades Pinot Noir y Chardonnay. Exporta principalmente a Inglaterra, Italia y Brasil, donde los Bertola, propietarios del emprendimiento, dirigen clubes de polo y venden caballos de la especialidad. Indudablemente, el espumoso encaja de maravillas en un negocio lleno de glamour y buena vida.
Y es que los bodegueros bonaerenses son hombres que naturalmente poseen más vuelo que los tradicionales de cuyo, son en gran medida propietarios de campos agrícolas y ganaderos con una fuerte historia de lazos comerciales y sociales, especialmente con Europa e Inglaterra. Eso les ototga una ventaja importante a la hora de colocar sus vinos en los mercados del viejo continente.
Por otro lado, la provincia cuenta con proyectos magnánimos como Costa&Pampa de bodega Trapiche, propiedad del gigante de este rubro, el Grupo Peñaflor. Con ellos conviven proyectos de pequeña escala, como el de Horacio Spinazzola en Uribelarrea. Allí, plantó unas pocas hectáreas y construyó una bodega donde invita a los visitantes con su tannat potente y sus picadas insuperables.
En 2013, Jorge Perez Companc se embarcó en el proyecto vitivinícola denominado bodega y viñedos Puerta del Abra en "El Vallecito", un campo ubicado en un valle rodeado del sistema de sierras de Tandilia, en el camino que va de Balcarce a Mar del Plata. Luego de un minucioso estudio de los perfiles del suelo de la zona -con presencia de placas de calcáreo activo, similares a la zona de la Champagne, Francia; y con un microclima singular generado por las sierras y los vientos del lugar, definieron la elección de las variedades Riesling, Sauvignon Blanc, Gewurztraminer y Albariño. Indudablemente el futuro parece muy prometedor.
No podemos dejar de mencionar a Bodega Cordón Blanco, donde Matías Lucas apuesta desde hace más de una década a los viñedos en las sierras tandilenses. Finca Las Antípodas en Junín que ha sufrido algunas cosechas complicadas, pudo en el 2019 producir sus primeros vinos. Más allá del aspecto vitivinícola, Las Antípodas se ha convertido en un lugar de celebración para juninenses y turistas que eligen la bodega para encuentros, catas, presentaciones y cumpleaños. Por otro lado, hacia el suroeste, precisamente en Espartillar, emerge un interesante proyecto de viñedos orgánicos que comanda el enólogo mendocino Juan Pablo Garde.
El vino bonaerense ha llegado dispuesto a convivir con vacas, cultivos y molinos. Nace indudablemente, un nuevo paisaje en la extensa provincia de Buenos Aires.

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