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Historia de vida: Yuly la colectivera

11/05/2021
Historia de vida: Yuly la colectivera

Yuly Porfilio Guzmán, cincuenta años después insiste: "No me gusta manejar, solo ando en bicicleta", y señala el vehículo de dos ruedas con sillita incorporada para llevar a su nieta Magalí que reposa contra la pared frente a la puerta de entrada.

 


El 9 de mayo de 1971 -hoy hace exactamente 50 años- La Voz del Pueblo destacó que Yuly y su hermana fueron las primeras colectiveras de la zona

Yuly está jubilada, disfruta a diario de su jardín al que cuida con esmero, es un pasatiempo, también una forma de ganarse un pesito extra. Su nieta y su hija viven con ella, lejos del mundo de veinte asientos, cerca del vecindario que la reconoce y la respeta. Julia Amalia Porfilio Guzmán, para todos "la Yuly" -como "La Legrand", acota su hija Laura- es la mayor de cuatro hermanas. Nació en San Luis y debe su apodo al cura italiano que la bautizó. El nombre es su firma, así, despojado de otro, es la rúbrica que usó en el banco durante los años en que formó parte de la empresa.

El padre de Yuly, Obdulio, nació en Ramón Santamarina, trabajó con sus hermanos en una empresa constructora de asfalto "Sommariva de Carli y Cía." con la que recorría todo el país construyendo rutas. Por esa razón, la hija mayor del matrimonio que Porfilio conformó con Blanca Argentina Guzmán nació en San Luis, la segunda hermana en Teniente Origone, partido de Médanos, la tercera también en San Luis y la más chica en Tres Arroyos.
La familia arribó a esta ciudad para construir una de las rutas circundantes, pero como el amor es más fuerte, aquí se quedaron. Oscar, el hermano de Obdulio, se puso de novio con una chica tresarroyense, razón más que suficiente para arraigarse en estos pagos. Así los tres hermanos -Orlando también se quedó-, su madre y sus familias echaron raíces en Tres Arroyos.

 

 

Los Porfilio se hicieron camioneros y Obdulio comenzó a realizar comisiones hasta Indio Rico. Un tiempo después extendió su ruta a la ciudad de Coronel Pringles. A pedido de la clientela los viajes para llevar encomiendas mutaron en transporte de pasajeros. El circuito que Obdulio hizo en su camión por la ruta 85, todavía de tierra, dio inicio a la empresa Porfilio que en ese momento comenzó a tomar forma.

Las hermanas Porfilio integraron la empresa cada una en su rol. Susana atendía la boletería porque nunca le gustó manejar, Norma se sentó al volante, Yuly acompañó siempre a su padre y manejó años el colectivo. Mabel, la menor, fue la que menos participó por la gran diferencia de edad con sus hermanas. "El suspiro hidráulico repite su lenta pero maravillosa melodía".

Yuly estudió en el Comercial de Fraccione y cuando se recibió subió las escalinatas del colectivo para andar con su papá y se bajó mucho tiempo después. Agarró el volante a los 17 años y recién a los 21 tuvo el carnet profesional. Su papá le propuso manejar y lo que él dijera era palabra santa.

Los mandados, las encomiendas de botones y remedios se hicieron habituales, así como llevar a los hijos de los trabajadores rurales que vivían en los campos atravesados por la ruta 85 a visitar a sus familiares en Pringles o a la escuela en Tres Arroyos. "Tengo una ahijada en Tres Arroyos, sus padres trabajaban en un campo en la ruta. Cuando ella nació me la daban para que la llevara a ver a su abuela a Pringles"

Obdulio Porfilio recibió el premio como personalidad distinguida de Coronel Pringles y sobre su solidaridad se escribió el 17 de octubre del '76 en el diario Patria Nuestra de Benito Juárez. Un pasajero testigo de uno de aquellos viajes publicó: "Le preguntó a la cobradora de boletos -su hija-si traía la comida para el croto. Y así, cuando el hombre se arrimó, se la alcanzó. Si estos ejemplos de solidaridad cundieran… sin embargo, no todo está perdido", escribió aquel pasajero.

 

 

La parada en Coronel Pringles la hacían en el Hotel España donde vivieron hasta que alquilaron casa en esa ciudad. En la nueva vivienda Obdulio abrió la oficina que atendía Susana, otra de sus hijas. Luego la empresa trasladó su dependencia a la recién inaugurada terminal de Pringles. "Llevábamos gente conocida que tomaba naturalmente que condujera una mujer. Siempre usé uniforme, por eso ahora no quiero saber nada de vestirme con camisa blanca y ropa negra porque me veo como si estuviera uniformada".

"Nunca me gustó manejar", dice la mujer que honró a su padre y a su familia con el oficio de colectivera.
La empresa Porfilio, propiedad de Obdulio Porfilio, se inició en 1956 con un camión adaptado con una cabina especial. Transportaba pasajeros y encomiendas.

 

Al año siguiente adquirió un micro que le compró a la empresa Rubio y lo condujo junto a su acompañante Escudero. El colectivo hacía el circuito desde Tres Arroyos, pasando por La Tigra, el boliche Marcos Paz, Indio Rico y La Virginia y finalizaba en Coronel Pringles.

Yuly conducía el micro, sus hermanas vendían los boletos. "Manejé unos cinco años más después de su fallecimiento y llevaba a Laura, mi hija, muchas veces durmiendo en los asientos de adelante".

En un tiempo manejó el marido de Mabel, otra de las hijas que llevaba las encomiendas a Indio Rico. "Primos y tíos siguieron conectados con las encomiendas y los viajes".

Yuly continuó con la empresa, contrató choferes, pero ya nada fue igual. "Me estaba por fundir porque los pasajeros estaban acostumbrados a pedir fiado, algo que siempre habíamos hecho, pero había que pagar el gasoil, a los choferes, los gastos, entonces dejé antes de fundirme. Después me quedé trabajando en la terminal en Andesmar".
Fuente: La Voz del Pueblo

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